Secreto a la Luz por un SÍ

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Fue raro escucharlo de esa forma. No sabía si era raro escucharlo TAN serio, o con ese tono tan grave y varonil que me erizaba la piel. Escuchaba mi corazón en mis oídos. Quise decir algo como para que se calmara, pero Meguru fue más rápido y me arrebató del agarre de Rin, poniéndome detrás suyo, protegiéndome.

—¿Qué te pasa? No te atrevas a tocarlo de vuelta porque te...

—Bachira. —Interrumpí detrás de él con una mano en su hombro, calmándolo.

Meguru se detuvo, pero siguió molesto y me siguió protegiendo atrás como un niño. Noté el ceño de Rin en ese rostro tan serio, enojado. Pero solo dio media vuelta y se marchó.

Bachira se giró a mí, preocupado y me miró de arriba abajo como si estuviera buscando algún moretón en un simple agarre de camiseta.

—Estoy bien, Bachira, mierda. —Gruñí con un ceño, cruzando mis brazos.

Quedé mirando a un punto fijo y mi mente volvió al rostro y palabras de Rin. «amigos por siempre...» Esa frase seguía presente en mi cabeza, como si fuera un tren en las vías de los borrosos recuerdos.

—¡Planeta Yoichi llamando! —Interrumpió mis pensamientos con un ligero golpe en mi cabeza y se rio—. Pareces perdido, Isagi. —Me recalcó como si no me hubiera dado cuenta después de ese golpe. 

Solo rodee los ojos y me di media vuelta, ignorando sus palabras y me quedé pensando en lo que me dijo Rin. «Amigos por siempre...» Se había quedado tanto esa frase porque yo la conocía. Pero, ¿de dónde?

No le di más vueltas al asunto y solo fui al aula con Bachira, quien ahora se había montado en mi espalda con mi mochila en ella. De camino al aula, volví a ver Rin, pero aparté tan pronto él me vio. Iba al aula continua a la mía y, aunque giré apenas me vio, logre ver un enojo en su mirar y no me estaba mirando a mí, sino que a Bachira. Ignoré aquello y bajé a Meguru en la puerta de clases, varios chicos y chicas también entrando y algunos se reían de la situación mía con Bachira.

—Ahí van los novios. —Se burló uno de cabello azul oscuro con una parte superior púrpura puntiaguda.

me reí y lo miré. 

—Corrección: esposos. —Seguí el juego con una sonrisa juguetona, apoyando mi mano de forma bruta en el hombro de Bachira—. Soy Yoichi Isagi y este estúpido es Bachira. 

—Un gusto, damiselas. Mi nombre es Karasu, pero díganme "asesino", "rey"... como quieran.  —Se presento con una sonrisa arrogante, pero humorístico a la vez, que permitió que no me alejara por completo. 

Solo nos reímos con Bachira y entramos al aula. Uno de cabello cian apareció detrás mío, haciéndome dar un salto y un grito poco masculino. 

—Uy, lo siento. —Se disculpó, pero estaba sonriendo, haciéndome dudar si lo hizo a propósito o no—. Hay un chico de pelo verde que los estuvo mirando todo el tiempo, las venas se le explotaban. —Contó el cabello cian.

Yo aclaré mi garganta y forcé mi voz a una voz más grave después de ese grito tan femenino. 

—¿Chico pelo verde? No sé. 

Me quedaron viendo con rostro extraño por unos segundos antes de que un golpe llegara a la parte de atrás de mi cabeza, un poco fuerte. 

—Habla bien, idiota. —Una voz me ordenó de fondo y me reí nervioso, musitando un "lo siento". 

Nos quedamos charlando con el de cabello cian —que luego nos enteramos que se llamaba Hiori—, y Karasu. Viene el profesor y nos quejamos, empezando a hacer la peor materia de la vida: Historia. Digo, ¿para qué me sirve?

Las horas pasaron como pasa una tortuga en un maratón y por fin salimos de clase. Fui al patio con Hiori y, mi fiel amigo, Bachira. Yo ya me había olvidado de rin, otra vez, hasta que lo vi y esta vez con unas vendas en las manos. Su rostro era tan difícil de leer y analizar por lo impasible del mismo, y eso me generaba tanta intriga y fascinación. Pero, ¿debía acercarme a él? Después de todo, no me saludó de la mejor forma que digamos. Al menos así no me han enseñado. Eso me hizo dudar mucho, tanto que me hizo perder en la conversación que cuando me preguntaron «¿Verdad, Yoichi?», me hizo salir de mis pensamientos y como debía actuar como si escuché, respondí.

—Sí, claro. —Contesté indiferente, cruzando mis brazos y encogiendo mis hombros ligeramente.

Las caras de ellos no tuvo precio al oír ese «sí» tan indiferente, haciéndome ahora dudar a qué mierda dije que sí. 

—¿Así que sí eres gay? —Me preguntó Bachira, queriendo confirmar si mi «sí» era verdadero, con una sonrisa de oreja a oreja, perplejo y emocionado.

Yo no podía creer a la mierda que dije SÍ. ¿Confirmé que era gay? ¿Solo por no haber prestado atención a la conversación? Pues «SÍ».

—¡NO! —negué rotundamente, sintiendo  que mi sangre iba a mi rostro, moviendo mis manos de lado a lado como si quisiera desesperadamente salir corriendo. Que tan mentira no era. 

Como era de esperarse, Bachira se burló un poco de mí. Aunque yo sabía que no quería hacerme sentir mal, pero aún así lo hizo, teniendo ganas de estar solo. Hiori lo notó y se marchó con la excusa que debía entrenar con Karasu, pero Bachira no se dio cuenta y siguió. 

—Voy al baño, ya vengo. —Anuncié y con una cara mala, me dirigí al baño.

Por suerte estaba solo. Me acerqué al espejo y me miré, enojándome conmigo mismo por decir SÍ sin siquiera preguntar a qué puta mierda digo SÍ. Pero también era consciente de que no presté atención por mirarlo a él, a Rin. 

Giré la cabeza y noté ciertos rastros de sangre en la pared. No sabía si asustarme o ignorar. Podía ser de todo, pero la imagen de las vendas de Rin vino a mi cabeza de inmediato. Miré la sangre por unos momentos, observando, como si fuera un científico o como un idiota que nunca vio sangre. No tardé en sentir algo algo áspero en mi nuca, que me forzó a dar media vuelta y mirarlo fijamente de nuevo. 

—Rin... —Musité su nombre. Aunque estaba perplejo, también estaba confundido. 

—¿En serio eres gay, Isagi? —Me preguntó casi burlón, claramente ya sabiendo la respuesta, queriendo que saliera de mi boca esta vez y escucharlo de sus propios oídos.  

Mierda, ¿acaso toda la escuela se enterará?

Tal vez. 

Fuera de mi Camino. [Rinsagi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora