Brooklyn

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Salgo del aeropuerto arrastrando mi maleta mientras busco con la mirada a mi hermano. El lugar está abarrotado; una masa de gente apresurada me golpea los hombros al correr hacia sus vuelos o familiares. Los murmullos, los anuncios por altavoz, y el constante golpeteo de ruedas de maletas contra el suelo llenan el aire con una cacofonía familiar, pero agobiante.

De repente, alguien pasa corriendo demasiado cerca y, sin querer, patea mi maleta.

—¡Oye! —gruño con frustración, deteniéndome para levantarla y colocarla bien. La persona ni siquiera se molestó en voltear, y yo resoplo, resignada.

Finalmente, lo veo. Nick está afuera, apoyado contra una barandilla metálica, con un cigarro encendido entre los dedos. Me saluda con la mano desde lo lejos, una media sonrisa en su rostro que siempre parece esconder algo. Por un momento, me detengo a observarlo. Es curioso cómo, a pesar de todo lo que hemos pasado, sigue siendo tan imprudente.

Nick siempre tuvo esa manía absurda de fumar, aunque lo hayan operado de ambos pulmones cuando tenía 18 años. Su terquedad, heredada de nuestra madre, no tiene límites. Lydia, mi cuñada, lleva años escondiéndoles los cigarros, pero él siempre encuentra la manera de comprar más cuando sale de casa. Lo divertido, o irónico, es que casi siempre lo

Empiezo a caminar hacia él, luchando por abrirme paso entre los neoyorquinos que, como siempre, parecen tener prisa por llegar a todas partes ya ninguna al mismo tiempo. mientras m

A su lado hay un chico que no reconozco. Es más alto que Nick, lo que no es poca cosa, ya que mi hermano siempre se ha jactado de ser el más alto de la familia. Lleva una cámara colgada del cuello, como si fuera parte de él, y su cabello castaño y rizado parece indomable, enmarcando un rostro concentrado mientras revisa algo en su cámara. Sus jeans están tan desgastados que es difícil saber si son un diseño intencional o si simplemente han vivido mucho tiempo

Nick, siempre observador, se da cuenta de que estoy estudiando al desconocido y levanta una ceja, me mira y luego mira al desconocido, lo que provoca que ambos me miren

— ¿Vas a quedarte ahí mirando, o piensas saludar? —me grita desde la distancia, su voz cortando el bullicio como un trueno en medio

El chico levanta la mirada  y sus ojos se encuentran con los míos por un breve momento. Esos segundos se sienten más largos de lo que deberían, como si el tiempo se ralentizara solo para nosotros. Bajo la vista rápidamente, sintiéndome extrañamente expuesta, y me apresuro a cubrir la distancia que me separa de mi él. 

—De verdad no podías mandarme un mensaje para decirme que ya estabas aquí? ¿O acaso prefieres verme desorientada y perdida como una idiota? —le digo a Nick, cruzándome de brazos mientras mi maleta tambalea a un lado.

Nick se ríe, con esa risa suya que siempre me irrita porque sé que nunca me toma en serio.

—Quería burlarme un poco de ti... y lo logré —responde con una sonrisa satisfecha. Luego, sin previo aviso, pasa un brazo alrededor del chico que está a su lado—. Él es Marlon, tu próximo mejor amigo y compañero de trabajo

Frunzo el ceño, confundida. Mi mirada pasa de Nick al chico, que parece claramente incómodo con el contacto. Antes de que pueda preguntar algo, Marlon aparta a Nick empujándole la cara con una mano y quitándose su brazo de encima.

— ¿Te puedes relajar un poco? —dice con un tono seco y desapasionado que me toma por sorpresa.

Vaya, esto empieza bien, pienso con sarcasmo.

—Soy Marlon. Trabajo con el zopenco de tu hermano. Un gusto.

Marlon no sonríe ni un segundo. Su expresión es tan neutra que raya en lo distante, y sus movimientos, aunque calmados, tienen un aire de desinterés absoluto. Hay algo en su actitud, en la forma en que sus ojos parecen analizarlo todo sin involucrarse realmente, que me intriga. No parece interesado en agradar, y, por alguna razón, eso me llama la atención.

—Ali. Un gusto conocerte —digo finalmente, esforzándome por sonar relajada mientras sonrío de forma algo nervioso.

Nick me mira como si estuviera a punto de corregirme. Sé exactamente lo que va a hacer: menciona mi nombre completo, ese que detesto. Le lanza una mirada fulminante que deja claro que más le vale no decirlo. Él levanta las manos en señal de rendición, claramente entretenido.

Marlon, mientras tanto, se enfoca en su cámara, ajustando la lente como si fuera algo importante para hacer ahora mismo

— ¿Entonces trabajas con Nick? —pregunto

Marlon asiente, pero su respuesta llega tras una pausa, como si estuviera decidiendo si vale la pena decir algo.

-Si. Fotografía para eventos, galerías, lo que surja. Aunque él es más el de la logística, yo me encargo de que las cosas se vean bien —dice, con un leve toque de arrogancia.

Levanto una ceja, sin estar segura de si me irrita su tono o me resulta interesante lo misterioso que es.

—Marlon. hemos hablado de esto, bro, Sin mí, ni siquiera tendrías trabajos —interviene Nick, dándole un golpe en el hombro con un tono de burla

—Sin ti tendría más tranquilidad, eso seguro —responde Marlon, con la misma frialdad de antes.

No puedo evitar soltar una risa breve, y aunque intento que no se note demasiado, Marlon me lanza una mirada rápida. Sus ojos parecen analizarme por un momento antes de voltearse a su camara nuevamente

—Bien, bien. Dejemos las presentaciones por ahora —dice Nick, alzando las manos como si fuera un mediador en un conflicto—. ¿Nos vamos? Lydia está esperando en casa con comida, y ya sabes cómo

—¿Tú conduces? —pregunto, buscando excusa para molestar a Nick.

—Por supuesto que no. La última vez que Marlon manejó casi nos mata. No pienso arriesgarme otra vez —responde Nick, echándose a reír antes de que Marlon pueda protestar.

Marlon pone los ojos en blanco pero no dice nada. En su lugar, toma su cámara y comienza a caminar hacia el estacionamiento sin mirar atrás, como si no le importara si lo seguimos o no.

Lo observa mientras se aleja, intrigada. Hay algo en él que me resulta desconcertante, pero a la vez interesante. No sé qué es, pero una parte de mí quiere averiguarlo. La curiosidad puede ser peligrosa, lo sé, pero a veces es bueno atreverse.

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