La Caída

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Un portal se abrió en el cielo de Equestria, como si el firmamento se estuviera desquebrajando. A través de él, dos figuras forcejeaban: Ekko, el chico moreno en su aerotabla, trataba de controlar a Jinx, quien, con una sonrisa traviesa, intentaba apuntarle con su arma. Mientras caían en este nuevo mundo, Ekko gritó,

Ekko: ¡Ya cálmate, loca!.

Consciente de la inminente caída. Con un movimiento hábil, la tomó de la cadera y usó su aerotabla para aterrizar suavemente entre los árboles. Una vez en el suelo, la soltó, y Jinx, retrocediendo, le espetó.

Jinx: ¡¿Y quién te dio permiso para salvarme?!.

Mientras lo apuntaba. Ekko, reincorporándose, se puso a la defensiva, listo para lo que viniera. Jinx comenzó a disparar sin previo aviso, sus balas zumbaban por el aire. Ekko, con reflejos rápidos, corría entre los árboles, esquivando cada disparo. La risa desquiciada de Jinx resonaba, mientras ella disfrutaba del caos que creaba.

Ekko, buscando una ventaja, se subió a su aerotabla. Con agilidad, navegó por el bosque, evitando las balas que seguían su rastro. La adrenalina corría por sus venas mientras trataba de mantenerse un paso adelante. En un intento de desarmarla, Ekko lanzó su aerotabla hacia Jinx, esperando sorprenderla. Sin embargo, ella reaccionó a tiempo, esquivando el ataque con un salto hacia atrás, mostrando que ambos estaban igualados en destreza.

En un movimiento rápido, Ekko se lanzó hacia Jinx, derribándola al suelo y quitándole el arma. Con firmeza, la inmovilizó, golpeándola en el rostro y asegurándose de que no pudiera moverse.

Ekko: ¡No puedes calmarte por un puto segundo!.

Gritó, consciente de que estaban lejos de Zaun o Piltover. Jinx forcejeó inicialmente, pero al encontrar la mirada de Ekko, se dio cuenta de que el entorno no era familiar. Observó alrededor, notando que no estaban en ninguna de las ciudades que conocían.

Jinx: Quítate de encima, ya entendí.

Ekko suspiró con fastidio y se apartó, recuperando su aerotabla. Miró a su alrededor, perplejo por el paisaje lleno de plantas y bosques, algo que no existía en sus ciudades. Ambos estaban en un lugar completamente desconocido. Jinx, recuperando su actitud sarcástica, le preguntó a Ekko.

Jinx: ¿Y dónde crees que estamos, genio?.

Su tono estaba cargado de ironía, mientras miraba a su alrededor con desdén. Ekko, claramente irritado, respondió con fastidio.

Ekko: Ni siquiera lo sé.

Ambos seguían explorando el entorno, tratando de encontrar pistas sobre su ubicación, pero nada les resultaba familiar. Decidido a obtener una mejor perspectiva, Ekko se subió a su aerotabla. Ascendió entre las copas de los árboles, buscando respuestas en el horizonte. Desde arriba, logró divisar una ciudad a lo lejos, aunque su apariencia colorida era desconcertante. Descendiendo, Ekko informó a Jinx sobre su descubrimiento.

Ekko: Hay una ciudad por allá, pero se ve un poco extraña.

Comentó, mientras ambos contemplaban sus opciones en este misterioso lugar. Ekko, después de descender, le dijo a Jinx con determinación.

Ekko: Vamos a la ciudad. Es nuestra mejor oportunidad de entender dónde estamos.

Su tono era firme, esperando que ella siguiera su liderazgo. Jinx, con los brazos cruzados y una sonrisa desafiante, replicó.

Jinx: No sigo órdenes de nadie, menos de ti.

Su negativa era clara, y su postura mostraba que no pensaba ceder fácilmente. La tensión entre ellos aumentó rápidamente. Sus personalidades chocaban como dos fuerzas opuestas, y el aire se volvió casi eléctrico.

Ekko: ¡Esto no es un juego, Jinx!.

Exclamó Ekko, tratando de razonar con ella. Pero Jinx, en lugar de retroceder, levantó su arma, apuntándole nuevamente. Ekko, alerta, se preparó para cualquier cosa, sus ojos fijos en ella. Ambos sabían que necesitaban cooperar, pero sus egos estaban en juego, complicando la situación aún más.

Con un suspiro de fastidio, Jinx bajó su arma. Sin mirar a Ekko, comenzó a caminar hacia la dirección de la ciudad, sus brazos cruzados y su mente ya maquinando posibles travesuras. La decisión estaba tomada, y aunque no lo admitiría, sabía que era la mejor opción.

Ekko, observando su cambio de actitud, también suspiró, aliviado de evitar una confrontación innecesaria. Se unió a ella, manteniendo cierta distancia, mientras ambos se dirigían hacia lo desconocido. El camino era silencioso, pero cargado de pensamientos y preocupaciones.

Jinx, en su mente, ya planeaba cómo hacer de este nuevo entorno su parque de diversiones personal. Explosiones, caos y desastres eran su especialidad, y la idea de un lugar nuevo era tentadora. Aunque su rostro no lo mostraba, la emoción burbujeaba bajo la superficie.

Por su parte, Ekko estaba sumido en sus pensamientos, intentando dar sentido a su situación. Se preguntaba si estaban atrapados en un mundo alternativo y cómo podrían encontrar el camino de regreso a casa. La responsabilidad pesaba sobre él, y sabía que debía mantener a Jinx a raya para evitar problemas mayores.

A medida que se acercaban a la ciudad, ambos mantenían sus pensamientos en secreto, sabiendo que necesitarían cooperar para enfrentar los desafíos que les esperaban. El choque de sus personalidades era inevitable, pero por ahora, la prioridad era descubrir dónde estaban realmente.

Continuara.

Dos Zaunitas en Equestria/// Equestria Girls Donde viven las historias. Descúbrelo ahora