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Taehyung se adentró al ascensor mientras su aroma a miel ácido se esparcía por las paredes metálicas, su omega están a la defensiva desde que entró al edificio.

Se mordió el pulgar con ansiedad mientras sus ojos veían los números de los pisos hasta que llegó al último y segundos después las puertas se abrieron.

—Buenas tardes, asistente Kim —lo saludó Seojoon con formalidad.

Taehyung hizo una torpe reverencia al mismo tiempo que el alfa.

—Buenas tardes, señor Park —susurró.

Al alfa Park se le frunció el ceño al ver como Taehyung parecía distraído, todos conocían al omega por ser frío e indiferente y algunas veces hasta tosco con los empleados que cometían errores, por lo que aquel comportamiento era extraño.

Taehyung pasó aún lado del alfa y se dirigió a la oficina de Jeon, el aroma a café y eucalipto se hizo intenso, envolviéndolo hasta que su omega ronroneó al estar cerca de su alfa.

Sin embargo, muy por encima del aroma del alfa, percibió otro que hace tantos años no olía y que hizo que su pecho se oprimiera.

«Cerezas»

Taehyung dirigió su mano al pomo de la puerta vaciló un poco y antes de que pudiera agarrar la hendidura, la puerta se abrió de golpe.

Jimin pudo oler la miel prominente de Taehyung y se había puesto de pie para ir hacia él, cuando abrió la puerta su lobo aulló emocionado y no dudó en abrazar al castaño.

Kim sintió cómo Jimin lo rodeaba con fuerza, aquello se sintió reconfortante, pero no pudo evitar sentir rencor hacia el otro omega.

—Mi Taehyungie —chilló Jimin sin darse cuenta de que el otro no le correspondía el abrazo, fue hasta que aspiro que sintió el aroma volviéndose nauseabunda.

Park se separó del omega y miró los ojos que alguna vez brillaron con solo verlo, pero ahora eran como dos pozos vacíos y sin emociones.

—Tae...

—¿Qué haces aquí? —gruñó el omega.

Jimin dio unos pasos atrás ante la voz fría de su mejor amigo.

—Y-yo... quería verte —musito con inseguridad—. Te he extrañado, Taehyungie.

El castaño bufó aunque por dentro su lobo sollozaba y rogaba el tacto de su alfa para poder aliviar su dolor.

—Pues yo hace mucho dejé de hacerlo —escupió con desdén.

—Sé que estás molesto, no volví como lo había prometido —Jimin intentó tomar las manos de Taehyung—. Estoy aquí porque necesito a mi mejor amigo.

—¿Solo cuándo me necesitas es cuando vuelves? —Kim rió incrédulo—. ¿Qué hay de cuando yo te necesite? ¿Qué esperabas, Jimin? ¿Que te recibiera con sonrisas y abrazos, que organizara una fiesta de bienvenida? No seas ingenuo, Park Jimin.

—Taehyung, para —pidió Jungkook preocupado por él.

—¡Usted no se meta! —gruñó el omega antes de volver a mirar al rubio—. No sé qué esperabas, pero estoy seguro que nada de eso encontrarás. Te fuiste 10 años, Jimin.

—¡Lo sé, Tae! —sollozó Jimin con los labios temblando.

—No, no sabes una mierda, Park —espetó Taehyung, su cuerpo temblando—. Muchas cosas cambiaron y tú ya no tienes lugar aquí.

Taehyung se tambaleó, Jungkook corrió para sostenerlo y agarrarlo con fuerza, liberando feromonas tranquilizantes para el omega.

—Deberías irte, Jimin —murmuró Jungkook sin mirar al otro, su atención estaba en el cuerpo débil de Taehyung.

Recuerdos de Navidad || Au KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora