Desde que regresé, he sentido que estoy en un ciclo de decisiones equivocadas, como si cada elección solo me arrojara más profundamente en algo que no termino de entender. La universidad era un territorio familiar, pero verlo ahora desde el lugar de "profesora" era desconcertante.
Caminando por los pasillos esa mañana, me sentí como una pieza fuera de lugar, ajena al mundo que creía conocer. A cada paso que daba, cuestionaba más la decisión de regresar, de abandonar ese sueño de actuar en otro país y dejarme envolver por la rutina en un lugar que, honestamente, me sigue resultando hostil.
El eco de las noches pasadas en el bar aún retumbaba en mi mente: la risa de Abi, los encuentros con Lety y, por supuesto, el recuerdo de aquella chica, Ceci, espontánea, con una chispa de curiosidad y admiración que me hizo sentir una especie de conexión. Había sido refrescante y confuso a la vez, un recordatorio de la libertad que creía dejar atrás, y de lo complejo que era estar de vuelta en esta ciudad, sin realmente pertenecer a ella. Pensé en nuestra conversación y en su entusiasmo, cómo sus ojos brillaban al hablar de una serie en la que había trabajado hacía años. Aquella charla había sido un refugio, un escape que contrastaba con lo monótono y opaco que me parecía todo lo demás.
Pero aquí estaba ahora, intentando un nuevo comienzo, y mi primer día en el aula estaba siendo todo lo que temía: un caos de caras desinteresadas y murmullos que rompían cualquier ilusión de entusiasmo. Algunos estudiantes parecían más interesados en sus pantallas que en mis palabras, y la falta de conexión se sentía tangible, como una pared que no lograba derribar.
Les había proyectado y explicado los temas que veríamos, a forma a evaluar y como se iba a desarrollar el proyecto final, que sería un cuento corto enfocado en su carrera, no tuvieron dudas o al menos no las habían proyectado, como si aún fueran de mi generación, con miedo de que los reprimieran por hacer una pregunta aparentemente "tonta" o una que le parece muy lógica al resto de la clase, todos terminaron de hacer sus apuntes y una chica me preguntó si podría salir al baño, con lo que le dije que si, antes de que todos tomaran la misma excusa puse una canción en mi laptop, les pase una hoja y les pedí que colocaran máximo dos canciones para la siguiente clase.
–Así hasta con gusto vengo a la escuela– Escuché a uno de los chicos, de esos que toda la vida me habían caído mal, esos que solo quieren ser el centro de atención hablando fuerte y diciendo pendejadas.
– Y, por último, todas y todos nos vamos a colocar de pie, me van a decir su nombre o como les gustaría que los llame en clase, porque eligieron la carrera y si fue su primera opción– Dije cuando el chico terminó su frase, no sabía que más hacer en lo que restaba de la clase y recordé que la mayoría de los maestros en mi primer día nos pidió eso.
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Cicatrices del alma.
RandomNunca imaginé que mi vida daría este giro tan brusco. Hace unos meses estaba en Hollywood, haciendo realidad mis sueños como actriz, pero un accidente cambió todo. Perdí la movilidad en mi pierna derecha y, con ella, la estabilidad que tanto me habí...