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3: Un besito de despedida


—Entonces, ¿lo leíste? ¿Qué te pareció?

Jungkook sentía que vibraba de emoción. Frente a él, sonriendo con tantito de suficiencia y curiosidad, se encontraba el único que podía saciar las ansias que sentía el castaño de hablar y hablar y hablar. Entregaron los libros entre saludos amistosos y frases cortas, pero por fin estaba la pregunta que Jungkook estaba esperando.

—Tenías razón, ¡me encantó! —dijo con emoción, una sonrisa empezando a dibujarse en su rostro—. Dios, fue tan genial. Es la primera vez que leo algo de él, pero amé cada oración. Las descripciones eran muy buenas, y Jack Torrance como personaje es complejo y entretenido de leer. El cómo iba poco a poco decayendo mentalmente... Dios, ¡amé el libro!

El rubio rió nuevamente al escuchar el entusiasmo del castaño, su sonrisa luciendo algo aliviada y orgullosa. Jungkook había tenido algo de miedo de estar molestando al chico, pero tomó eso como una buena señal, y le devolvió una risa contenta.

—¡Me alegra mucho! El resplandor es una de sus novelas más famosas y, en mi opinión, es una buena forma de iniciarte en los libros de Stephen King —explicó con amabilidad el chico, pero a Jungkook no le pasó desapercibido la sonrisa temblorosa de alguien que estaba emocionado por hablar de algo que le gustaba—. A mi me gustó en especial el cómo representa la caída a la locura de Jack como si el hotel lo fuese consumiendo.

—Bueno, si yo estuviera encerrado en un hotel tan grande por tanto tiempo, también me volvería algo —giró su dedo índice al costado de su cabeza e hizo una mueca— loquito, ¿tú no?

—Ni que lo digas —El rubio apretó con sus dedos el puente de su nariz, como imaginando la situación—. ¿Viste la película, de casualidad?

—¡Ah, si! La película, claro que la vi —dijo, tratando de mantener su sonrisa para ocultar lo poco que le había gustado—. Estuvo... buena. Digo, no estuvo mal, ya sabes.

Hubo un rato de silencio, y el castaño temió haber arruinado todo, sobre todo cuando vió al rubio alzar las cejas. Tal vez a él sí le gustaba la película, ¡y es que no había estado mala! ¡En lo absoluto, la había disfrutado tantito! Pero el libro era mejor, al menos para él, ¿debería explicar eso? ¿Capaz tuvo que ser menos obvio? Antes que pudiese comenzar a disculparse, el chico se le adelantó.

—Dejame adivinar, ¿la película cambia bastantes cosas del libro y eso no te gustó? —Jungkook apretó los labios y asintió con algo de pena. El rubio soltó un suspiro aliviado y rió—. Oh dios, no te preocupes que estamos iguales. A mi tampoco me gustó la película.

—¡Gracias al cielo! —La tensión en sus hombros desapareció y su forma se relajó de inmediato—. Es que, a ver. La película es buena, en serio, pero la trama original que nos muestra el libro es mil veces mejor, ¿y qué fue con ese final?

—¿Verdad? —dijo el rubio, su voz alzandose una octava, un brillo de emoción en su mirada que lo hacía lucir como a un niño—. O sea, la escena del laberinto congelado es buena, y la actuación de Nicholson es limpia... ¡pero la explosión del Overlook es una joya! Me hubiera encantado verla adaptada al cine. Cambiaron tantos detalles que parece una obra distinta.

—¡Lo sé!

Ambos rieron frente a la casualidad, como si fuesen cómplices en un crimen contra los cinéfilos y fans de la cinta. Jungkook estaba finalmente contento, había logrado hablar siquiera un poco sobre lo que le gustaba con alguien que podía entenderlo. Para él eso era como si se hubiese adelantado la navidad. Iba a comentar algo más cuando su mirada se desvió al reloj en la pared por instinto.

—¡Carajo! —gritó Jungkook, tapándose la boca de inmediato bajo la escandalizada y divertida mirada del rubio—. ¡Perdón, perdón! Es que, ¡ay! ¡Me olvidé de mi clase de fotografía, y hoy ponen nota por participación!

Jungkook se incorporó con prisas, revisando torpemente que su mochila estuviera cerrada y lista para partir. Si corría hasta el edificio podría subir las escaleras en tiempo récord y llegar a clase antes que la vieja bruja que era su profesora cerrase la puerta. En serio detestaba a esa profesora, ¿por qué tenía que cerrar la puerta? Innecesario y odioso, por decir lo menos.

—Dios, creo que si corro llego a tiempo. ¿Crees que llegue a tiempo? Si, claro que sí, porque Jeongin me mata si no llego a tiempo hoy —habló en voz alta dirigiéndose a él mismo y al rubio, quien lo miraba con una sonrisa sorprendida—. Okay, tengo que irme volando o me voy a arrancar los pelos.

El castaño estaba ya a nada de salir corriendo pero frenó en seco al cruzar miradas con el rubio. Aunque intentó ocultarlo, Jungkook logró notar la expectativa y tantita desilusión en los ojos del chico. ¡Dios! ¿Cómo se le podía ocurrir irse sin despedirse? Iba a pasar como un maleducado tardón, y para colmo mal hablado. Y si era tardón, pero no era un maleducado.

—¡Ay, disculpa! Fue muy lindo encontrarte y quisiera quedarme más rato pero tengo que irme. Espero encontrarte de nuevo y seguir hablando de King o películas o lo que quieras, ¡en serio! ¡Nos vemos! —dijo con rapidez y dando saltitos en su sitio. Antes que el rubio pudiese responderle, Jungkook se inclinó sobre él y dejó un besito en la mejilla del contrario.

Un besito en la mejilla. Jungkook se despedía así de todo a quien consideraba su amigo. Un inocente besito en la mejilla. Siempre le había parecido apropiado y nadie le había dicho lo contrario. Tras hablar un buen rato de un escritor y sus obras, compartir el desdén por una película y haberlo oído maldecir en voz alta, el chico ya era un amigo, ¿no? Entonces, naturalmente, debía darle un besito para despedirse. No lo pensó mucho, solo se inclinó y besó su mejilla sonoramente.

Sin decir más el chico salió volando, haciendo reír a la bibliotecaria e ignorando la sorpresa pura que expresaba el rostro del rubio. Se tocó la mejilla mientras veía al muchacho de cabello castaño y ojitos brillantes alejarse con prisa, una mueca de vergüenza y alegría apareciendo en sus labios. Soltó una carcajada perpleja y se tiró el cabello para atrás para intentar lucir tranquilo, aunque su corazón estuviera brincando en su interior como nunca antes.

—Ni siquiera me dijo su nombre, bobo.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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