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2: Buena suerte

Sin que Jungkook se diese cuenta ya había pasado una semana desde aquel día. Pidió prestado el libro, se lo llevó a casa y lo devoró como buen ratón de biblioteca que era. Y el impaciente chico rubio de bonita risa tenía razón; no le había gustado, le había encantado. Los personajes, la construcción de escenarios, el final... ¡todo! También vio la película (que no le gustó tanto, pero bueno) y le picaba la piel con la necesidad de comentarla con alguien.

Pero no había nadie con quien hablar.

Tae y Chan estaban demasiado ocupados con sus proyectos de mitad de semestre como para tomarse un rato libre. Proyectos que, por cierto, Jungkook les había insistido que avanzasen desde antes. No le hicieron caso, obviamente. Y aunque Hoseok podía escucharlo hablar de musicales y comedias por un buen rato, pasó una semana con miedo a la oscuridad tras ver La llorona. La versión animada de La llorona. En definitiva, no era un hombre de horror.

En conclusión, no había nadie con quien hablar de su nueva obsesión. No le gustaba mucho la idea, pero no había otra opción. Eso le pasaba por no hacer amigos en su carrera (era mentira; sí tenía amigos, solo no eran tan cercanos aún como para soportar su torrente de palabras). A su mente vino brevemente la memoria del chico de dulce risa, mucha impaciencia y cabello rubio, pero descartó rápidamente la posibilidad. No le había pedido su Instagram o su número, ¡ni siquiera sabía su nombre! Siempre había tenido buena suerte, pero no creía tener tanta como para encontrarselo de nuevo.

De todas formas, había ido a la biblioteca de nuevo. En parte para estudiar y devolver el libro, en parte para probar suerte y ver si encontraba de nuevo al rubio. Solo quería hablar de la novela con alguien que supiese lo mismo que él. Pero nada, llevaba ya una hora fingiendo entender lo que había apuntado de su última clase y no veía ni un cachito de cabello rubio aparecer. Suspiró como por décima vez y se dispuso a guardar sus cosas, rendido.

—Ah, el libro... —murmuró para sí mismo al verlo metido entre sus cosas. Le daba flojera acercarse al mostrador y devolverlo, pero más flojera le daba pensar en la sanción que le caería si se pasaba de fecha. En general, todo le daba flojera.

Sacó el libro y lo dejó en la mesa en lo que terminaba de guardar sus demás pertenencias, y una vez estuvo listo se dirigió con paso cansado al mostrador.

—Disculpe, vengo a entregar...

—Buenas tardes, señora, vengo a... ¿Oh?

—... este libro que... ¿Eh?

Jungkook miró con sorpresa al chico, quien le devolvía una mirada igual de sorprendida. En el mostrador, El pistolero y El resplandor se saludaban nuevamente luego de una larga semana sin verse.

like the movies ♡ jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora