Capítulo 1: El nuevo pastor

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Evan descendió del tren y, el conductor lo ayudó a bajar su equipaje. Tras un leve asentimiento, dudó brevemente, pero luego sacó cinco chelines del bolsillo y se los entregó al conductor. 

"Gracias", dijo Evan suavemente.

El conductor, emocionado, aceptó la propina de Evan. Solo por ayudar con el equipaje, incluso los comerciantes más generosos no darían una recompensa tan grande. 

"Gracias, Pastor, usted es muy amable. Sin duda, será un buen pastor." El conductor, casi tartamudeando, expresó su gratitud. 

Un rastro de molestia cruzó por la expresión de Evan, pero finalmente esbozó una leve sonrisa: "Gracias por su elogio." 

Recogió su equipaje de manos del conductor y se dirigió hacia la plataforma. Al ver a una mujer de mediana edad, con un rostro serio, de pie detrás de una columna, Evan sintió que había encontrado a la persona correcta.

Se acercó a la mujer con pasos firmes y, con voz suave, preguntó: "¿Es usted la señora Sanders?"

La mujer de mediana edad tenía una expresión rígida. Las líneas marcadas en su rostro la hacían parecer aún más seria y distante. Llevaba un vestido largo de color marrón y su cabello estaba recogido meticulosamente en un moño detrás de su cabeza. Miró a Evan de arriba a abajo y, con un tono algo rígido, dijo: "Sí." 

Evan esbozó una sonrisa amable: "Encantado de conocerla, Soy el nuevo pastor, Evan Brooks."

La señora Sanders inclinó ligeramente la cabeza, pero su expresión no cambió. Con voz fría, añadió: "Soy la secretaria del distrito parroquial de Delanriel, Pastor Brooks, bienvenido. Afuera, en la puerta de la estación hay un acólito esperándole. Por favor sígame."

Evan sonrió y asintió, diciendo gracias. Estaba a punto de salir cuando nuevamente se escuchó la voz de la señora Sanders: "Pastor Brooks, permítame una pequeña observación. Según su salario anual de cuatrocientos libras, la próxima vez que de propina, le sugiero que la mantenga por debajo de un chelín. De lo contrario, me temo que irá a la quiebra en menos de un año."

Al ver el rostro frío y severo de la señora Sanders, Evan se sintió algo incómodo, pero mostró una sonrisa. Hace medio año, había regresado de golpe a la Inglaterra de finales del siglo XIX, lo cual fue un impacto para él, tan grande como la muerte misma. Ni hablar de las costumbres y normas sociales, de las que no sabía nada. No era raro que cometiera errores como este.

"Sus palabras son un consejo valioso para mí, le agradezco" dijo Evan con gentileza.

La señora Sanders levantó una pequeña sonrisa en sus labios: "Mientras no le moleste mi observación, me alegra saberlo."

Dicho esto, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida de la estación, Evan no se atrevió a demorarse y la siguió rápidamente. 

La persona encargada de recibir a Evan se llamaba George, era un joven recién graduado de la universidad, con una apariencia común y con muchas pecas en la punta de la nariz.

Al principio, George se sintió un poco incómodo cuando se enfrentó a Evan, pero diez minutos después de subir al carruaje, George comenzó a hablar con más soltura. Evan se inclinó ligeramente hacia un lado para mostrar que escuchaba, pero en realidad, su mente ya se había distraído y estaba a miles de kilómetros de distancia.

Evan había estado llevando la vida de un joven despreocupado, pero de la noche a la mañana, se encontró en este lugar, convirtiéndose en un pastor asistente en una iglesia en los suburbios de Londres. 

Mirando por la ventana, contemplando el paisaje rural de Inglaterra, Evan no pudo evitar suspirar. Si no fuera por este traslado, probablemente nunca habría venido a este lugar, Delanriel, un sitio que en primer lugar, no existía. No solo había llegado a la Inglaterra del siglo XIX, sino que también había entrado en el mundo de un libro.

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El manual de estrategias para conquistar al duque oscuroWhere stories live. Discover now