Super 20 (Roger Taylor Fanfiction)

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Punto de vista de Nina:

Por esos malditos radicales. El concierto había sido suspendido por culpa de unos radicales. Hoy era el 24 de noviembre del 2021, y estaba planeado que se celebrara un concierto en honor a los treinta años desde la muerte del gran Freddie Mercury.

Varios artistas conocidos pensábamos cantar canciones de Queen, pero el concierto había sido suspendido, dejando a millones de personas desoladas, tanto las que lo verían en persona como los que verían la retransmisión por televisión.

Había sido suspendido por culpa de diversas amenazas por parte de radicales del bando de la Música "Moderna" (Música Cutre).

Y yo, sin poder hacer nada, miraba apoyada en una pared del escenario y con el micrófono en mi mano derecha, como la gente empezaba a salir del estadio.

Yo no podía dejar que esto pasara. No podía ver esto. No podía.

-¡Alto! -grité, con el micrófono aumentando diez veces el volumen de mi voz.

Todos pasaron en seco. Se giraron y me miraron espectantes, esperanzados.

-¿Adónde vais? ¿Realmente os importa lo que esos imbéciles que escuchan raggaeton tengan que decir?

El público gritó y comenzó a recuperar sus sitios.

-¡Nada nos va a parar! ¿Acaso se rinden los rockeros como yo? -grité a pleno pulmón.

Todos corearon un gran "¡NO!"

-¡Entonces vamos a conseguir que esta sea la noche de vuestras vidas!

En público estalló en gritos y vítores.

Mi manager y los organizadores del evento me miraron decepcionados y negando.

Pero no tuve tiempo para pensar en eso, porque el resto de los artistas saltaron conmigo al escenario y el espectáculo comenzó.

Pasaron unos quince minutos divertidos, cantando, saltando y tocando, hasta que unos gritos distintos empezaron a escucharse desde el fondo del recinto. Gritos de terror.

Las llamas comenzaban en los asientos del fondo, y se estaban expandiendo. Los guardias empezaron a evacuar a la gente, y yo me quedé paralizada en el escenario. No me moví hasta que noté el calor más cercano. Me giré y vi llamas en el escenario. Las vigas crujían y eso me asustaba.

Intenté moverme, pero era presa del pánico. Sentía cómo el fuego calentaba mi espalda, hasta hacerla arder, y el sudor recorrer mi frente. Estaba acorralada entre el fuego, y la única salida era saltar del escenario.

Oí como los guardias de seguridad me chillaban que saltara ya, y observé el estadio casi vacío.

Cuando mis piernas respondieron, empecé a caminar lentamente, pero cuando me acercaba al borde del escenario, una gran barra de metal cayó justo delante de mí, haciendo crujir el suelo del escenario. Sentí como las grietas se agrandaban bajo mis pies, hasta que me vi a mi misma enterrada bajo un montón de escombros.