¿Me recuerdas? (Lawlu AU)

2. No soy tu amigo.

(Perspectiva Law)

El primer día de clases en el Instituto Central de North Blue estaba lleno de expectativas y nerviosismo para muchos estudiantes. Para mi, sin embargo, solo era otro día más en mi rutinaria vida de estudiante de segundo año de bachillerato. Con una expresión seria, me deslizaba por los pasillos observando a las caras nuevas con desinterés. Hasta que vi a alguien que me dejó paralizado.

Allí, en el centro del tumulto estudiantil, estaba un chico de cabello negro, despeinado y una sonrisa que parecía iluminar todo a su alrededor. Era inconfundible, a pesar de los años transcurridos. Luffy. Sentí un torbellino de emociones al verlo. Diez años atrás, nos conocimos en un hospital, y aunque el tiempo juntos fue breve, dejó una marca indeleble en mi corazón.

Decidí acercarse. Con cada paso, mi corazón latía más fuerte. "Luffy," lo llamé cuando estuve lo suficientemente cerca. El chico se giró en mi dirección, con la misma mirada alegre y curiosa. Pero algo no estaba bien. Había un vacío en esos ojos que me alarmó.

¿Nos conocemos? —preguntó Luffy, inclinando la cabeza con una expresión de desconcierto.

Me quedé helado. La idea de que Luffy no recordara nada nunca se me había pasado por la cabeza.

— Soy Trafalgar Law. Nos conocimos hace unos años... — le intenté explicar, con una esperanza tangible en mi voz.

Luffy frunció el ceño, esforzándose por recordar. Después de un momento, negó con la cabeza. — Lo siento, no lo recuerdo.

Sentí un dolor agudo en el pecho, hasta que escuché aquella pregunta...

— ¿Somos amigos? — le escuché preguntar, lo que me hizo ponerme tenso.

Me quedé en silencio por un momento, asimilando la información. No podía creer que alguien tan lleno de vida y alegría como él se hubiera olvidado de mi. Pero al mismo tiempo, sentía una renovada determinación. Quizás Luffy no me recordaba, pero eso no significaba que no pudieran crear nuevos recuerdos juntos. Pero no sé por qué, mi orgullo no quiso admitirlo.

— No, no soy tu amigo... Adiós — dije de la forma posible, no queriendo hacerme falsas ilusiones al saber que no sabía quien era.

Luffy bajó la mirada, pero después la volvió a subir hasta mi rostro. Sonrió ampliamente, ladeando la cabeza con algo de duda.

Antes que el otro chico pudiera decir algo, me di la vuelta, comenzando a alejarme rápidamente de él. No podía creerme que no me recordara...

Con cada paso que daba, mi mente no dejaba de dar vueltas en los recuerdos. Diez años no eran nada, pero para Luffy parecían ser toda una eternidad. No sabía cómo lidiar con la idea de que uno de los pocos momentos de luz en mi vida se había desvanecido de la suya. Aunque intentara mantener la fachada de indiferencia, por dentro me sentía desmoronándome.

Las clases fueron largas y aburridas. No podía concentrarme en los estudios ni en las conversaciones que sucedían a mi alrededor. Solo podía pensar en la expresión desconcertada de Luffy, en su incapacidad de recordarme. ¿Cómo era posible que alguien pudiera olvidar algo tan importante?

Al final del día, me encontré en la azotea del instituto. Era mi lugar de escape, donde podía estar solo con mis pensamientos y el viento que soplaba fuerte sobre los edificios. Miré hacia el cielo, preguntándome cómo seguir adelante desde aquí.

Entonces, escuché la puerta de la azotea abrirse. No esperaba compañía, así que me giré rápidamente, listo para pedirle a quien fuera que se marchara. Pero allí estaba él, Luffy, con su eterna sonrisa y una mirada curiosa.