Insomnios; definición de palabras nunca antes dichas y escenarios jamás efectuados.
Cuando el mundo cierra sus ojos, los faroles alumbran las calles desiertas mientras la estrellas alumbran nuestros andares.
Si aún crees que la noche es solo para soñar déjame decirte una cosa, la noche es para aquellos cuyas mentes no controla su cuerpo. Aquellos que vuelan sin necesidad de alas y dejan el nido cuando la luna se alza.
La noche es el momento donde sale nuestro verdadero ser, donde nuestros demonios se refugian.
Y aquí estoy, en este mismo instante, recordándote. Sé que podrá parecer absurdo, pero has sido el protagonista de varios de mis escenarios mentales.
Te recuerdo; recuerdo tu aroma, tus manos, tus ojos negros como la noche y pienso que eso fue lo que me hizo enamorarme de ti alguna vez. Esos ojos tan negros que podría dormir sobre ellos acurrucándome como en una manta de seda negra.
Sueles tener aquellos restos de ceniza en tus cejas a causa de tus cigarrillos, como siempre, miras hacia mi rostro de una forma perversa e inocente. Todo al mismo tiempo. Como si quisieras envenenarme y acunarme en tus brazos para jamás soltarme.
Y por eso te tengo miedo; porque no eres un demonio, ni un ángel. Estás vivo, demente. Un arcángel vengador que ha salido de su propia mente.
Ni tu mismo sabes que es lo que tu corazón al palpitar quiere.
Usualmente apareces y me vuelves a mirar. Me miras con una mirada penetrante digna de un psicopata serial. Suelo intentar correr de tus garras por que se que me lastimarás; que me dejarás en el suelo húmedo, te llevaras mi alma y jamás regresarás.
Sueles robar almas por que la tuya es muy pequeña. La has estrujado con tanta fuerza que te has desecho de cualquier rastro que había en ella. Necesitas llenar el vacío que has generado, matando a la gente que tiene el coraje de amarte.
Tan sólo eres eso y nadamas. Un pobre ángel caído sin capacidad de amar, una flor marchita en plena primavera.
Nos solemos encontrar en sueños como dos partes opuestas de un imán que no pueden evitar atraerse.
Ya he caído en tu abismo antes, dulce como eterno. Pero me he trepado en aquellos muros de concreto y logrado salir de aquel infierno.
En vida te he borrado e incluso olvidado, en sueños me sigues acosando. Te has convertido de aquel melodioso sueño que buscaba tener a aquella pesadilla que suelo ahuyentar.
Me has amado más de lo que tu rancio corazón hubiera deseado y me has desecho como a tus cigarrillos para compensarlo.
Me has llegado a odiar; me detestas porque tus labios aún saben a los míos, porque tus manos todavía anhelan calentar los míos, y por qué tus ojos aún me buscan a través de mi ventana por la madrugada. Me aborreces porque me he metido en tus pensamientos más profundos y te he contagiado insomnios eternos.
Algo que nunca entenderás es que nadie te amará igual, debido a que yo me enamoré de ti en tus peores fachadas. Con tus ojeras de medio día y tus lagañas curtidas yo te amaba de la forma más intensa que ninguno lograría.
Me enamoré de tu sombra, de tus misterios. Me enamoré de tus lamentos.
Ojalá te fueras de mi vida como la ceniza que inhalas, y te deshicieras de igual manera hasta que el viento te llevara.
He aprendido que el tiempo es relativo en la noches embrujadas; los minutos se pasan como años y las horas como siglos, nada parece tener fin, puesto que probablemente mientras yo pienso en ti alguien más piensa en mi.
Si piensas que has sido mi disputa día y noche déjame decirte que pronto el frío rodeara mi espalda, el sol brillará en el horizonte y un amanecer calentará mis pies descalzos hasta alumbrar la ciudad dormida para no dejar rastro de la sombra de tu pesadilla vagabunda.
Eres ya el simple fantasma que asecha mis noches quejumbrosas, pero mis sentimientos por ti han quedado tumbados sobre tierra santa. Los he enterado sobre mis tormentos, con el único testigo de la luna sobre nuestro amor descomunal sin remedio.
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Pensamientos sonámbulos
RandomPensamientos efectuados a la hora en la que los sonámbulos nos levantamos a contar estrellas.