Sangre

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Bajé mi cabeza para ver mis manos,
mis manos llenas de sangre,
una sangre desconocida, alarmante,
pero que seguía pareciendo mía.

Mis ojos buscaban a alguien,
un alguien que no vivía,
que no moría,
que no respiraba ni se movía,
pero por alguna razón existía.

La vi ahí, escondida en un charco rojo que parecía venir de sus mejillas,
rotas parecían sus costillas
y su corazón no correspondía.

Me acerqué con cuidado,
aplasté su cuello,
sus ojos se salieron,
ya no había vida en ellos.

Me quedé de rodillas y me vi las manos llenas de sangre,
una sangre desconocida
pero que parecía ser mía.

SM.

Estrellas Que Forman VersosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora