-¡Emma, levantate ahora mismo o llegaremos tarde!
Escuché después de cinco fuertes golpes en la puerta.
-Que linda forma de despertarme Scott, me encanta que me grites y ataques salvajemente la puerta con tus puños.
Me dije a mí misma, mientras me sentaba, tallé mis ojos para lograr despertarme por completo, después de eso, me quede unos segundos mirando hacía la nada...
Hoy era mi primer día en el instituto Stanford, estaba nerviosa, pero confiaba en que todo saldría bien.
Me levanté decidida a darme una ducha, tome mi toalla, mis sandalias y me fui directo al baño.
Después de 20 minutos, ya estaba lista, me vestí casual, jeans, blusa, sudadera y vans, como usualmente lo hacía.
Cepillé mi cabello, el cual estaba húmedo, así que lo dejé suelto, en cuanto a maquillaje, eso no era lo mío, así que sólo aplique algo de base, rimel y brillo labial.
Estaba lista. Tomé mi bolso, cerré la puerta de mi habitación y bajé las escaleras.
Al llegar a la cocina me esperaban unos deliciosos waffles con fresas en la mesa.
-Ñam ñam.- Dije alegre. Era lo que usualmente decía cuando tenía hambre.
Me senté y empecé a comer como si mi vida dependiera de ello, aunque técnicamente, si lo hacía.
-Buenos días Emma.- Saludo mi mamá sentándose a un lado mío.
-Buenos días mamá.
-¿Y tu hermano?
-Debe de estar viendo su sonrisa en el espejo, como el egocéntrico que es.
-Su desayuno se va a enfriar...
-Ajá.- Dije con la boca llena de waffle, tal vez eso es de mala educación, pero tal vez, mamá no debería interrumpirme cuando estoy deborando mi delicioso desayuno.
-Ojalá hubiera alguien que fuera a su habitación y le dijera que el desayuno esta listo.- Decía mamá con cara triste mientras jugaba con su tenedor. -Alguien... Joven, que no se canse de subir escaleras.
-Está bien, ya voy.- Dije de mala gana, dejando a mi último waffle solo, e indefenso, por culpa de el egocéntrismo de Scott.
Subí las escaleras, al estar enfrente de la puerta de la habitación de Scott la abrí, y para mi sorpresa, no estaba, fui en dirección al baño y nada, decidí ir a mi habitación sólo para asegurarme de que no estuviera ahí, al abrir la puerta de mi habitación lo que vi fue algo... Raro.
Scott estaba de frente a mi espejo de cuerpo completo, con una sonrisa de lado, sus manos estaban en forma de pistola, el guiñaba su ojo derecho, mientras al mismo tiempo hacia un ruido con su boca y asentía.
No se había dado cuenta de mi presencia así que decidí tomarle una foto.
Mala idea.
Olvide quitar el flash y el sonido, por lo que inmediatamente volteó y se dio cuenta de que lo estaba espiando.
-Emma.- Dijo mirandome con los ojos entrecerrados, así que sólo me quedaba una cosa.
Correr.
Me giré y corrí hacia las escaleras, mientras guardaba mi celular en mi bolsillo trasero, temía caerme, pero más temía a lo que podía hacerme Scott, así que baje lo más rápido que pude.
Al estar ya abajo corrí a la sala, pero aveces soy tan torpe que tropece, y caí de rodillas, pudo haber sido algo normal en una persecución, pero no lo es, ¡Si te tropiezas con tu propio pie!
Si me levantaba, de cualquier forma Scott me alcanzaría ya que había perdido tiempo por mi caída, así que sólo me senté y espere a que pasará lo que tuviera que pasar.
Me quedé viendo fijamente las escaleras esperando lo peor, en unos segundos Scott ya estaba abajo sonriendo con malicia, cuando se me ocurrió que tenía que resolver esto de una forma adulta...
-¡Mami!- Chillé en busca de su ayuda.
No pasaron ni 5 segundos cuando mamá apareció con la respiración algo agitada.
-¿Qué está pasando aquí?
-Scott casi me ataca mami, castigalo.- Dije poniendo cara de perrito.
-Vamos Emma no seas ridícula, ya levántate y termina tu desayuno, tú también Scott.
-Está bien.- Respondimos ambos de mala gana.
-Esto no se quedará así.- Dijo Scott mirándome con los ojos entrecerrados.
-Eso estuvo cerca.- Me dije a mi misma con alivio.
Antes de ir a terminar mi desayuno fui al espejo que esta en la entrada, para acomodar mi maraña de cabello, provocada por mi querido hermano.
Cuando termine, me dirigí a la cocina para terminar mi desayuno, cuando llegue mi waffle ya no estaba, mi mirada fue directo a Scott.
-Ya sabes lo que dicen, si dejas tu waffle solo, se lo pueden comer.- Dijo dando un último mordisco, dejando así su plato limpio.
-Relájate Emma, hay uno más en la wafflera.- Dijo mamá.
-Ya no quiero, gracias.- Dije de mala gana.
-Idiopido.- Le di un golpe a Scott en la cabeza. -Ya vámonos, se nos hará tarde.
-Tienes suerte de que mamá me obligue a llevarte, porque si fuera por mi, te irías caminando.- Dijo Scott haciendo énfasis en la última frase.
-Anda, ya vámonos.- Tomé mi bolso. -Adiós mamá.
-Adiós chicos, los quiero.
-¡Nosotros a ti! -Dijimos entonados entrando al garaje.
Scott y yo nos subimos su auto, una camioneta Jeep negra, era bellísima, mamá se la regaló a Scott por su cumpleaños, aunque le puso condiciones, tenía que llevarme a la escuela cada mañana, y prestamela si la llegaba a necesitar, así que técnicamente era de ambos.
Por medio de un control abrimos la puerta del garaje, la cual se cerró después de que salimos.
Ya estábamos en camino al Instituto Stanford.
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Start Again.
Teen Fiction-Nada es para siempre Evan, ya lo sabes. -Entonces seamos una hermosa nada.