El trayecto fue corto, en realidad no estabamos a una gran distancia de la escuela, pero gracias a que eramos unos perezosos veníamos en la jeep.
-Estoy un poco nerviosa.- En realidad estaba muy nerviosa, pero quería hacerme a la idea de que en realidad no lo estaba, y sólo estaba un poco loca.
-Tranquila, se igual de genial que yo y estarás bien, ah y recuerda que si necesitas algo... no me busques, suelo estar muy ocupado.- Dijo despreocupado dirigiendo el coche hacía el estacionamiento de la escuela.
-Muy ocupado con tus amiguitas zuripantas...- Mascullé disgustada.
-¿Qué dijiste enana?-Dijo Scott mientras me escrutaba con una mirada de reojo.
-Nada que te interese, además soy muy alta, mido 1.60 para tu información - Dije indignada- Mejor me voy.
-Claro, lo que digas enana.
Scott se estacionó, y antes de que abriera la puerta ya había más de una docena de chicas alrededor de la camioneta, Scott ingresó antes que yo al instituto, tiempo suficiente para ser igual de popular o más que antes.
Cuando bajé, cerré la puerta de un portazo, lo cual hizo que Scott volteara, me despedí de él con la mano con una sonrisa forzada, a lo que él, respondió con un guiño, rodé los ojos y me alejé de la jeep, Scott, y su séquito de acosadoras.
Visualicé la entrada principal y me dirigí hacia ella.
Estaba decidída a empezar otra vez, estar aquí era un nuevo comienzo, el cuál no pensaba arruinar. Otra vez.
Cuando estuve dentro decidí ir primeramente a la dirección a averiguar dónde me podían dar mi horario de clases.
Me acerqué a la secretaria de el director la cual era una señorita con cara amigable.
-Disculpe, ¿Sabe donde puedo conseguir mi horario?
-Aquí mismo - Dijo con una sonrisa. -¿Me puedes decir tu nombre?
-Emma Mckalister.
Ella asintió, tecleo algo en su computador, después saco una hoja de un gabinete, escribió algo en ella y después me la entregó.
-Aquí tienes, este es tu horario, tu casillero es el número 535, y te escribí la clave aquí, si no conoces la escuela puedes ir a asistencia para alumnos a que te den un mapa de la escuela o te asignen a un alumno para que te guíe por el lugar ¿Alguna duda?
-Si, sólo una, ¿Dónde esta asistencia para alumnos?
-Oh, claro, sigues por mi derecha, cuando veas el salón de historia giras a la izquierda, y ahí está.
-Muchas gracias.
-Que tengas un lindo día.
Fui hacia donde me indicó la señorita, en el camino pensé si quería un guía o un mapa, termine el escogiendo el mapa, no quería estar con alguien desconocido, tal vez hubiera sido incómodo.
El mapa era algo confuso, más nada que no pudiera descifrar, según mi horario me tocaba física, estaba claro era en el segundo edificio, la pregunta era ¿Cómo llego al segundo edificio?
Mi única solución era pedir ayuda a alguien pero, ¿A quién?
Scott no, eso estaba claro.
Examiné el lugar con la mirada en busca de alguien a quién acudir, había demasiadas personas, grupos de personas para ser exacta.
Unos chicos que al parecer eran deportistas ya que vestían sudaderas del equipo de soccer de la escuela. No, demasiado egocentrismo.
Chicas con faldas extremadamente cortas, voces chillonas y con una cantidad excesiva de maquillaje en el rostro. Definitivamente no.
Unos chicos con guitarras y teclados que estaban tocando y cantando en el pasillo. Preferí no molestarlos, parecían ocupados.
Un grupo de chicos y chicas leyendo libros y haciendo tareas. Creo que no.
No tengo nada en contra de los libros, de hecho fue uno de los beneficios de venir a Portland, aquí se encuentra una librería llamada Powell's City of Books, es una librería enorme, tanto que hasta te proporcionan mapas de la misma para no perderte dentro de ella, aún no la visito pero estoy segura de que lo haré muy pronto.
En fin, los chicos parecían un poco asociales y demasiado tímidos, opté por descartarlos y seguí caminando.
Esto de encontrar personas agradables y con un comportamiento "normal" era algo difícil, además, no se me daba bien el hacer amigos o entablar conversaciones.
Seguí buscando con la mirada a alguien que pareciera "normal".
Mi vista se posó en una chica que estaba guardando sus pertenencias en un casillero, la chica era muy bonita, un cabello rojizo que caía sobre sus hombros en ondas, complexión delgada, nariz pequeña y labios finos, se me hacía conocida, pero decidí ignorarlo.
Estaba sola, así que decidí acercarme.
-¡Hola! Soy Emma McKalister, mucho gusto.- Dije algo tímida y saludando con la mano.
-¡Ey, hola! Soy Stephanie O'Oconnor, mucho gusto.- Dijo la chica dedicandome una sonrisa.
-¿Stephanie O'Connor? Ya decía yo que ese cabello rojizo se me hacía conocido, ¡Ha pasado tanto tiempo!
-Espera ¿Tú eres Emma? ¿Emma mi antigua amiga de la secundaria en Nueva York?
-¡Sí! ¿No me reconoces?
-¡Por Dios, estas preciosa! No hubiera imaginado que eras tú, estás muy... cambiada.- Dijo mi feliz e impactada amiga dándome un abrazo asfixiante.
-Jaja ni me digas, ¡Mírate eres muy hermosa! Al parecer la pubertad si llegó.- Dije y ambas comenzamos a reír.- No pensé que me encontraría a alguien conocido ¿Qué haces aquí?
-A mi padre lo transfirieron, por recorte de personal, además hay una librería enorme aquí y no podría perderme eso.
A Step y a mí nos encanta la lectura, gracias a eso nuestro lazo de amistad se hizo cada vez más fuerte hasta llegar a ser inseparables.
-¡Lo sé! He estado muy ocupada pero no puedo esperar para ir, deberíamos ir un algún día.
-Claro que sí, tenlo por seguro, me alegra bastante haberte encontrado, hacer amigos no es lo mío, pensé que estaría sola el primer día de clases, ¡Oh! por cierto ¿Qué clase tienes?
-Yo también me alegro de verte, es bueno ver una cara conocida - Dije con una sonrisa.- Según mi horario física, es en el segundo edificio pero no tengo idea de como llegar ¿Y a ti?
-También, vamos yo te guio, ¡Cuantas casualidades el día de hoy!
Asentí.- Casualidades afortunadas.
Y seguí a mi guía-amiga a través de los largos pasillos del instituto Stanford.
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Start Again.
Novela Juvenil-Nada es para siempre Evan, ya lo sabes. -Entonces seamos una hermosa nada.