Eran las 9 de la mañana y la princesa no se había despertado. La doncella principal giró cuidadosamente la cerradura, abrió la puerta con sigilo y entró para encontrar a la princesa dormida. Ella era la única encargada de una llave de la habitación de la princesa, además del rey. La doncella caminó en silencio a través de la habitación hasta llegar al otro lado para abrir las cortinas de la gran ventana. No quería despertar a la princesa, pero tampoco podía arriesgarse a que durmiera demasiado. Era como una espada de doble filo tener que lidiar con la princesa en mañanas como esas. No sabía si debía despertarla o dejarla dormir un poco más. Porque, si intentaba despertarla, la princesa la reprendía por interrumpir su sueño. Si decidía no despertarla, nuevamente recibiría una nueva ronda de hostilidad por no haberla despertado a tiempo. A la anciana doncella no le gustaban nada las mañanas, especialmente mañanas como esas.
Había habido incontables doncellas que habían sido echadas del palacio o enviadas directamente a la sala de torturas cuando se les encargaba la tarea de despertar a la princesa por las mañanas. Al final, esta ardua tarea tenía que ser asumida por la doncella principal, ya que era la única que la princesa no podía despedir, ya que era como una segunda madre para ella.
Con cuidado, fue abriendo las enormes cortinas de la ventana para dejar entrar algo de luz, pensando que la luz del sol despertaría a la princesa de forma natural.
Cuando había pasado media hora y la princesa no se movía, decidió que no podía continuar así.
Se había enviado la noticia de que un enviado del reino de Hamon llegaría pronto para discutir algunos asuntos de comercio, y como la princesa ya estaba de vuelta en el palacio, el rey había pedido ver a su hija antes de reunirse con el enviado.
El rey conocía bien a sus hijos. Sabía que su hijo se inclinaba un poco hacia la justicia, tenía gran compasión y era caritativo, mientras que su hija sobresalía en asuntos de comercio y similares, su naturaleza egoísta y codiciosa junto con su carisma siempre aseguraban la máxima ganancia posible en cualquier comercio con los reinos vecinos.
"Su alteza", llamó la doncella principal, estando en el extremo izquierdo de la gran cama de la princesa.
"¿Princesa Sarocha?", volvió a llamar.
El silencio le respondió.Podía despertarla sacudiéndola como una persona normal, pero a la princesa no le gustaba que la tocara, así que tuvo que recurrir a usar diferentes tonos suaves hasta que la princesa despertara.
"Ya casi son las 10, su alteza. Su padre, su majestad, ha pedido su presencia en su estudio."
"Mami, manda llamar a mi hermano. No he dormido mucho aún." Fue la respuesta amortiguada que la doncella principal escuchó. Se sintió un poco más tranquila, ya que la princesa sonaba muy calmada y no amenazante. "Su alteza, creo que su hermano aún no ha llegado."
La princesa entreabrió los ojos y soltó un suave gemido. "¿Qué hora es?"
"Son las 9:48, su alteza."
"Dile a padre que iré pronto."
"Princesa, me permito informarle que esperamos un enviado de Hamon por la tarde."
La princesa gimió más fuerte esta vez.
"Está bien, mami, solo ve, ¿quieres? Quiero el desayuno en 15 minutos."
"Como desee, su alteza."
..
Cuando terminó la reunión, la princesa tomó el té en el estudio de su padre. Era uno de esos días en los que el clima era inesperadamente sofocante, así que decidió tomar el té en el interior.
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Shades Of Your Warmth
FanficLa princesita Sarocha Freen y su pequeña doncella, Becca, eran inseparables hasta que ocurrió un desafortunado incidente. La reina madre decidió obligar a su doncella principal, la madre de Becky, a salir de su reino. La princesa creció y se convirt...