Capítulo Cinco

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Hora 18:35 p.m
Aeropuerto
Seúl

El joven Yoo YoungJae no podía creer que aquel moreno perdiera su celular. ¿Justo debía pasar cuando iba a darle su número? Era injusto. La vida era injusta con él. Al menos, pudo dejar su número al muchacho de gran sonrisa.

Mientras daba sus pasos cortos, aunque rápidos, por el pasillo del aeropuerto, pensaba únicamente en un nombre. Jung DaeHyun. Realmente era hermoso. Pensar en la sonrisa de aquel joven, causaba que un suspiro saliera de sus labios. Aquel lunar bajo el ojo izquierdo del mayor era lo que más le gustaba, realmente deseaba darle un beso allí. Raro, pero sólo YoungJae quería besar a una persona bajo su ojo, no en la mejilla. Bajo su ojo. YoungJae, niño loco pensó para sí mismo.

¡Y su voz! Digna de envidia de los mejores cantantes de Corea del Sur. Para YoungJae, aquella voz de DaeHyun, sonaba como la de mil ángeles cantando.

Me estoy volviendo loco.

Pero era amor. Y el amor juega en contra muchas veces. Sin embargo, YoungJae, viaja por un recado de su padrino, Woo JiHo, más conocido por Zico, y sabía que no debía involucrar a su DaeHyun en eso. Porque Zico era de la mafia, líder de los clanes más conocidos en todo Seúl, aunque nadie conocía a los integrantes de ellos, y por eso, ahora el joven Yoo temía.

Iba tan sumido en sus pensamientos, que apenas si podía escuchar a su hermanastro alardear sobre Bang YongGuk, el compañero del moreno. Kim HimChan se estaba por ligar un golpe de él, y no se iba a lamentar si dejaba alguna marca en ese rostro de princesa consentida.

ㅡHyung, no te lo tomes a mal. ㅡSusurró YoungJae, mientras que detenía sus pasos antes de llegar a la limusina que los llevaría con su padrino. ㅡPero tendré tú voz grabada en mis sueños. Así que por estos momentos, cierra tu hermosa boquita. ㅡPudo ver como los ojos de HimChan se abrían de par en par, y es que jamás le había escuchado decir aquellas cosas a su pequeño hermanastro.

ㅡYoungJae, ¿acaso no quieres olvidar la voz de tu príncipe? ㅡEl pelinegro parecía disfrutar de la situación de su hermano. Por más menor que sea, se le hacía gracioso verle de ese modo. Pensativo, perdido... Enamorado.

ㅡNo, sólo que me dará jaqueca si sigo escuchando tus quejas. ㅡHabló aparentando estar serio en cada palabra, porque Him tenía razón. Por nada del mundo quería olvidar la voz de aquel muchacho moreno.

Con algo de molestia, Chan terminó de acceder al silencio, el cual se mantuvo durante todo el trayecto a la mansión Jackpot.

El joven Yoo, disfrutaba mirar el paisaje que le brindaban las calles de Seúl. A pesar de haber miles de personas caminando, corriendo, o fuera lo que fuera, a Jae le gustaba. Amaba vivir. Disfrutaba cada momento que vivía, y es por eso que se mantenía con resentimiento al recordar que Jung DaeHyun había perdido su celular cuando estuvo a punto de darle su número.

Suspiró algo profundo, se suponía que debía mantenerle fuera de lo que pasaría.

A lo mejor su padrino le daba su puesto. O a lo mejor lo mandaba a matar a alguien. Tal vez a llevar drogas a otro país. O quizás unirle a un clan. Podía esperar cualquier cosa viniendo de aquel hombre.

ㅡYoungJae, despierta, ya llegamos. ㅡKim HimChan volvía a hablarle, pero aquel muchacho de regordetas mejillas parecía sumido en sus pensamientos. ㅡ¡YOUNGJAE!

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⏰ Última actualización: Dec 08, 2015 ⏰

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