Capítulo 021: Casi Un Error

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Una vez que el ambiente se calmó después de la ida de Jimin, uno de los policías suspiró frenéticamente, frotándose la nuca y disculpándose en nombre de ese tonto. Una de las cosas del por qué estaba enojado tal ves no era por lo que le hice en el pasado, bueno, la gran mayoría, pero lo que preguntó el otro policía a su lado me hizo unir los cabos sueltos.

—¿Por el caso de la desaparición de esa niña?

Entonces entendí el por qué del camisón rosa-pastel y la sangre en la cajuela de ese ser que considero mi mejor amigo. ¿Ahora se dedica a secuestrar niñas menores?

Ya perdí la cuenta de cuantas tiene en su casa. Ese lugar ya parece una guardería. Aunque entiendo el motivo detrás de sus actos.

Después de un buen rato de hablar del tema, pude llevarme a T/N al lugar donde me había dicho anteriormente. Se pasó todo el camino entretenida, jugando con el cristal del auto de su lado, dibujando figuras en el por lo empañado que estaba. Tal y como una niña lo haría. Se veía tierna.

No pude aguantar sonreír a tal acción. Increíble como mis ojos brillaban de fascinación cada que la miraba. Creo que soy el primer asesino que se enamora de su víctima. No lo quiero aceptar pero...

Me gusta.

Pasaron unos 6 minutos aproximadamente, y al estar enfrente de casa, ella se quedó mirando fijamente la puerta como si se cuestionara en si entrar o quedarse afuera. Salí del auto y me coloque a su lado, estaba temblando.

—¿Que pasa? —pregunté mirándola

Ella solo negó con la cabeza. La noche no era tan fría, pero al parecer su cuerpo lo sentía. Rodee mi brazo derecho por su cintura y la acerque a mi cuerpo, colocando mi abrigo en sus hombros y abrazándola. Por su estatura el abrigo tocaba el suelo. Para solo medir un metro sesenta es aun pequeña.

Solté una pequeña carcajada que llamo su atención.

—Lo siento —me disculpe —. Eres pequeña.

—No lo soy —protesto.

La abrase mas fuerte, uniendo nuestros cuerpos. Ella, con sus manos en mi pecho, apretaba mi suéter con fuerza. Algo no estaba bien.

—¿Pasa algo? —volví a preguntar.

Ella dudo un momento y después asintió con su cabeza hundida en mi pecho.

—¿Quieres contarme? —pregunte, a lo que ella volvió asentir con la cabeza —. Primero entremos a la casa, no quiero que te refries.

Caminamos hasta la entrada de la casa y ella abrió la puerta. Entramos y rápidamente se notaba la diferencia de temperatura. Era mucho más cálido adentro.

—¿Quieres algo de beber? —me pregunto dejando mi abrigo a un lado del sillón.

—No, esta bien. Me ire pronto.

—Pero quiero que bebamos mi bebida favorita, juntos.

—Ya te dije que un frappe no vas a tomar, y un no es un no.

—Ya pasó una semana o incluso un poco mas de eso. —recordó.

—Mucha azúcar para una chica en crecimiento.

Mi Peligrosa Adicción (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora