siete

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Ella arranca una hoja rayada de su preciado cuaderno verde.

Anónimo:

Pienso que eres genial y...

Luna hace el papel una pelota y lo bota debajo del pupitre.

- Él es siempre tan profundo en sus notas, y se me ocurre "eres genial"?- piensa frunciendo el seño, y toma otra hoja del cuaderno.

Anónimo:

Tus cartas alegran mis viernes y las espero siempre con ansias...

- Definitivamente no sirvo para esto- gruñe por lo bajo, destruyendo aquel papel y arrojándolo junto al otro.

Arranca otra hoja y prueba una última vez.

Anónimo:

Quiero conocerte, poder abrazarte y contarte todo. Todo lo que me está sucediendo, cosas que creí poder controlar, pero han terminado apoderándose de mí y día a día destruyéndome por dentro un poco más...

Su lapicera se desliza por los renglones, cada palabra llena de sinceridad y sentimientos.

Dobla la carta cuidadosamente en cuatro, y la guarda en el bolsillo delantero de sus jeans.

Al tocar la campana se dirije a su casillero. Se encuentra a pocos metros, esta apunto de dejar aquella nota en el mismo lugar donde recibe una cada viernes (si tiene suerte algun otro día de la semana). Así el anónimo cuando quisiera depositar una carta, encontraría una dirigida a él.

Pero en el camino se arrepiente, y nuevamente la bota en la basura. Sin mirar atrás y con la cabeza gacha, vuelve a clase.

Lo que no sabe es que el anónimo se hubiera conformado con un simple "hola" de su parte.

Aquella carta que nunca recibió, es por la noche destruída en el basural.

Notas a la nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora