El Relámpago Azul de Konoha «Itachi Uchiha» |Primera Temporada| EN EDICIÓN

155|"El Relampago Azul de Konoba" |Epilogo|

24 de Agosto 

Les contaré lo que a estado pasando, una semana antes comenzaron con todos los preparativos para este Sábado 29 de agosto tan esperado, comenzaron a colgar en la calles imágenes y preparando puestos para el sábado, nada mas y nada menos que para el Cumpleaños del Relámpago Azul de Konoha, el original, Zuko Rinnegan, en este día tan especial, todos celebran que haya nacido este héroe tan grande que tuvo la Aldea de la Hoja, todos celebran las acciones que hizo, las batallas que peleo y los triunfos que trajo a la Aldea.

El lunes pasado comenzaron todo, comenzaron a colgar en la aldea todo tipo de afiches, colocaron hilos con logos del Clan Rinnegan en el atravesando la calle. El miércoles todos comenzaron a preparar los puestos en el centro de Konoha, y Tsunade no podía estar más emocionada que nada, vigilando que todo saliera a la perfección, y mandándole postales con las palomas mensajeras a Jiraya Sensei, que por lo que me entere, el organizaba todo esto cada año, pero este año no estaba el así que Tsunade organizo  todo.

Pero el viernes, en punto de las Doce de la noche, los habitantes, los Joūnin, chunnin, el clan Hyūga, Nara, Akimichi, Aburame, y gran parte del Clan Rinnegan, estaban esperando a la sorpresa que Tsunade tenía para el sábado, solo estaban esperando a que el reloj local marcara las doce exactas para revelar la noticia. Mientras que yo, observaba todo desde lejos, mi cara no podía estar más demacrada después de esta semana, ojeras, pálida, y mi ceño totalmente tenso.

El reloj marco las Doce y todos gritaron en felicidad, al dar inicio al día del cumpleaños de mi papa.

Tsunade emocionada, observó al otro extremo a Roku quien sonreía al igual que ella, Tsunade tomo entre sus manos la cuerda que había colgada en una pared que separaba el edificio del Hokage con el centro de Konoha. Tsunade tiro de la soga y todos gritaron en emoción, mientras que yo no me la podía creer.

La imagen de mi padre era lo que tenía enfrente, mientras que su rostro era serio. Esa imagen era la que adornaba ahora el centro de Konoha, Tsunade reía y casi soltaba las lagrimas de emoción. Todos comenzaron a aplaudir, y yo lo que hice fue simplemente comenzar a caminar, evadiendo a todas las personas, golpeaba a todas ellas para lograr salir corriendo de ahí.

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29 de Agosto; 7:47 p.m

En punto de las seis de la tarde toda la aldea ya estaba festejando, y los fuegos artificiales comenzaron en punto de las siete, cuando el cielo ya estaba oscuro.

Pero aquí estoy yo. Encerrada, con la cortina cubriendo toda mi ventana y dandole una oscuridad horrenda a mi cuarto, pero aún así el color de los fuegos artificiales logra entrar levemente a la estancia. Toda esta semana mi cama a estado desecha, no tengo animo ni de levantarme.

Tsunade a mandando mínimo a diez personas hoy a mi casa para que saliera a disfrutar el día. Solo pospongo eso diciendo que me voy a bañar o que llego en cinco, pero la cruda verdad es que estoy sentada al filo de mi cama, mi cabello esta revuelto, ni si quiera me moleste en quitarme el uniforme de ANBU de hoy. Los fuegos artificiales están sonando a todo, mis manos están en mis oídos, intentando reprimir ese sonido, mi cabello está en mi rostro y no aguanto mas, pero nadie entiende nada.

Nadie entiende que al hablar con tanta facilidad de este tema como ellos lo están haciendo me esta causando daño. Lo menos quiero es recordar, quisiera que el estuviera aquí, pero no. No lo mal interpreten, estoy agradecida por lo que hacen, pero no quiero un reconocimiento para mi padre así. Pero repito, nadie me entiende.

Eran ya las once y media de la noche. Tome mi playera de manga larga, mi banda de regulación sobre mi frente, y salí, metí los manos a mi pantalón de ANBU, la gente corría de un lado para otro, cada cierto tiempo gritaban halagos para mi padre, lo más sorprendente, fue ver a niños que corrían de un lado para otro con kunais de juguete como la de mi padre, traían su mismo corte de pelo y fingían hacer el rayo con sus manos