Prologo.

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El cielo siempre ha sido extraordinario pensé alzando la vista para observarlo, disfrutando una de las únicas posibilidades que tenía de echarle un vistazo. Las nubes eran alargadas, y habían pájaros acompañándolas, sus alas se extendían amplia y libremente, escapando de los problemas del mundo.

Cerré mis ojos y sentí los puntapiés que me daban mis "hermanos y hermanas", mi barriga dolía cuando sentía la punta de sus zapatos golpeando mis costillas y otras partes de mi cuerpo.

"¡Rarito!"

"¡Nadie nunca te amará!"

"¡Con razón estás aquí!"

Cubrí mis gafas para que el puñado de arena que me lanzaron no hiriera mis ojos, mis amigos no me dejaban en paz, incluso luego de que les diera mi postre del almuerzo.

¿Por qué ellos me odian?

Nunca he disfrutado salir fuera en el tiempo libre, prefiero encerrarme en la habitación que comparto con 3 chicos más, ahí leo algunos libros o mirar la tv.

Pero no. Hoy es el día en que personas vendrán a echarnos un vistazo para luego, si quieren, adoptarnos.

Nunca he tenido esperanza, sé que nadie me escogerá. Los padres prefieren a hermosas niñas de las cuales jactarse o varoniles chicos interesados en el fútbol.

¿Y a mí? Me gusta leer.

"¡Chicos, Chicos, dejen a su hermano Louis en paz! ¡Los padres llegarán en cualquier momento y no queremos que se encuentren con chicos traviesos!"

Tosí cuando Mamá Theresa vino y alejó a mis hermanos y hermanas de mí, mis costillas realmente dolían gracias a los golpes, agarré mi estomago suspirando, mordiendo mis labios para evitar que las lágrimas se hicieran presentes.

"Ya, ya Louis. No llores, a nadie le gusta un bebé llorón."

"E-está bien Mamá."

"Es Theresa, Louis."

"E-está bien, Theresa."

Oh, si, ¿no mencioné que a ella no le gusta que la llamen mamá?

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Observé a docenas de parejas entrando por el patio trasero, todos mis hermanos y hermanas actúan como si fueran angelitos del cielo. Podría decir que muchas personas ya miraron la ficha de muchos de ellos, los extraños inmediatamente a diferentes niños e inician una conversación con ellos.

No me importa.

Tengo 14. Sólo cuatro años más y podré salir de acá por mi cuenta. No necesito a nadie.

Di la vuelta al patio trasero que se llenó de padres que iban en dirección a los columpios que estaban detrás de la casa.

Así que, ¿qué más da si nadie me quiere? No necesito a nadie.

Me balancee hacia adelante y atrás en el columpio rojo, ignorando las voces imaginarias de mi cabeza que llaman mi nombre.

Nadie me llamará, todos están demasiado ocupados con los demás niños y niñas. Mamá Theresa me dijo que antes de que alguien me adopte necesito cambiar. Yo no quiero cambiar. Quiero ser yo mismo.

Me gusta mi ropa, mis pantalones pintorescos y mis playeras rayadas que nunca hacen juego con mis zapatillas o bufandas. No quiero ir al doctor para que me medique lentes de contactos, me gustan mis gafas. No quiero jugar fútbol como la mayoría de los chicos de aquí, quiero leer libros. No quiero cortar mi cabello estilo militar como lo tienen mis hermanos, me gusta mi largo y liso pelo.

Mi hermanastro guardián. (My step brother's keeper) Larry Stylinson. Traducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora