~Harry

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Cinco… cinco habían sido las veces que Harry había caído esa noche al suelo por estar persiguiendo al astuto minino que hace días lo traía vuelto loco.
Era un pequeño Angora que deslealmente se escabullía todas las mañanas por la ventana de su cocina a robar comida, a Harry el hecho de que entrara a su casa no lo molestaba en demasía pero la acción de no quedarse lo enfurecía, él siempre estaba a gusto con nuevos compañeros félidos pero este no parecía querer cooperar en lo absoluto.
Con pasos lentos siguió su camino en la oscuridad, si bien el barrio en el que vivía no era peligroso ni nada parecido, su cuerpo de igual manera reaccionaba estremeciéndose con cada ruido que escuchaba ya fueran las ramas de los árboles o las simples hojas que el mismo pisaba, se sentía estúpido, de pronto al levantar la vista lo vio, sobre un pequeño muro se encontraba el adorable Angora, su larga cola estaba extendida relajadamente  y miraba al de ojos verdes como si  tratara de infundirle miedo.
Harry, embelesado por la belleza del pequeño gato avanzo con osadía hacia este, el bien sabía que los felinos no reaccionaban de buena manera a los actos repentinos pero aun así sin poder contenerse comenzó a casi correr en la dirección del gato, obviamente este se tensó con intolerancia y trepo lejos de Harry, el cual ya derrotado por su propio error se volteo y emprendió camino a su casa.
Ya frente a su puerta capto un débil ronroneo en sus piernas, su vista bajo rápidamente no procesando lo que sus ojos veían, el pequeño gato, el Angora, en sus pies ronroneándole, a el…
-O por dios- Harry suspiro y alegremente tomo al minino en sus manos y entro, de a poco comenzó a reír por su mala y a la vez buena suerte, él había estado tratando de atrapar al gato por cuatro noches y de pronto este venia por si solo a la puerta de su casa…-jodido minino, sí que me diste problemas- el ojiverde acaricio lentamente el hermoso pelaje del felino recibiendo un tierno ronroneo en respuesta, él se preguntaba como un gato callejero podía encontrarse tan bien cuidado pero … el gato no era precisamente callejero, con terror Harry sintió una pequeña cadena en su cuello y apartando el pelo que obstruía la lectura de la placa que llevaba leyó: Purr, devolver a Louis, Av. Mudéjar N.52.
El rizado apenado por tener que devolver a su nuevo amigo decidió, si su dueño no era digno de cuidar al minino él se lo quedaría pero, si el tal Louis superaba sus expectativas le devolvería a ¨Purr¨, Para Harry esta era una muy buena decisión el nunca aria algo que dañara sus gatos y si ser una ladrón de mascotas salvaría al pequeño de tener un posible maltratador de dueño, pues Harry se consideraría un ladrón.
Después de haber alimentado a sus gatos y al recién llegado ¨Purr¨, se durmió, mañana sería un día largo ya que después de estar siguiendo a Purr por cuatro noches ahora se encargaría de vigilar a su dueño ¨Louis¨.

~Love Kitten~ Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora