~Love Kitten~ Larry Stylinson

Perdido

Jodida comida, jodido jefe, jodido clima, jodido todo.
Las negras nubes se agolpaban de agua sobre su cabeza amenazando con soltar lluvia, Louis trataba de caminar lo más rápido posible por entre la gente que se le cruzaba cada dos segundos, pero era una tarea difícil, en teoría él debía haber estado arropado y calentito en su cama hace dos horas, pero aparentemente alguien le había lanzado una maldición ese día, ya que había recibido un extenso sermoneo de parte de su jefe en relación a .... Algo que se supone debía recordar pero no lograba saber que era ya que su cerebro divagaba desde ayer... a saber porque, y gracias a eso había logrado que su horario de trabajo se alargara casi por dos horas más, y ahora debía aguantar el belicoso camino a casa a esas horas del día, ya que en esos momentos las aceras estaban agolpadas de niños, madres y personas saliendo de trabajos, cosa que él nunca veía ya que normalmente salía dos horas antes...
Solo quince minutos más, faltaba muy poco para divisar la calle donde él vivía, pero un gran destello y un violento sonido interrumpieron su rápido andar, Louis no alcanzo siquiera a alzar la vista al cielo cuando ya estuvo completamente empapado por las desmesuradas gotas de lluvia, corriendo escapo hasta el refugio más cercano el cual fue una destartalada techumbre de una casa abandonada, propia de una película de terror, y casi como burlándose de él, las nubes oscurecieron completamente el cielo y las amenazadoras lámparas que se supone deberían otorgar luz a la calle estaban quemadas, de pronto los oídos de Louis captaron un ininteligible sonido tras él y petrificado descubrió que el sonido se convertía en inquietantes maullidos ... pero que ironía, era un gato.
Cuando Louis se disponía a salir corriendo como alma que lleva el diablo, frente a sus ojos parpadearon unos ingenuos ojos esmeraldas y una chocolatada cabellera rizada, qué pensaría Harry de el sí dejaba abandonado a un felino, ¿lo odiaría? Con pavor se descubrió a si mismo caminando en dirección al sonido, rogando por que el supuesto minino se asustara y escapara muy lejos, pero como su suerte abundaba (Nótese el sarcasmo), una pequeña bola peluda tembló a sus pies sin la mínima intención de huir, suspirando el castaño de desprendió de su chaqueta e inseguro envolvió la bolita de pelos en esta. Lo gracioso de su actuar fue que en todo lo que quedaba de camino su chaqueta permaneció lo más alejada que pudo estar del resto de su cuerpo y ya en la calidez de su casa la bola de pelos permaneció dormida y encerrada en la cocina ya que esta era la habitación más alejada del cuarto de Louis, el cual se debatía entre si llamar al de rulos o ir directamente a su casa.