¿Quieres que te la chupe, Papi?

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Le obedecí y él cargó con todo mi peso entre sus fuertes brazos, estrechándome contra la parte superior de su cuerpo. Crucé los pies contra su trasero, mientras él continuaba penetrándome, sin problemas y sin ningún esfuerzo adicional. Ni siquiera había notado mi peso. En todo momento supe que era un verdadero hombre. Noté cómo me venía el primer orgasmo y lo miré a los ojos.


– ¡Fóllame, Papi! ¡Oh Dios, me corro!–
Algo explotó en mi interior, y me apreté entorno a su pene. Los jugos corrieron por su empalme mientras mi placer llegaba a la cúspide. Nos besamos un par de veces más, y, mientras mi cuerpo se relajaba, me bajó. Me puse en cuclillas ante él y me posicioné frente a su enhiesta y palpitante virilidad. Acerqué mi boca abierta, tan cerca, que pude oler el dulce aroma de mi anterior orgasmo. El duro y vibrante mástil le brillaba bañado con mis jugos. Lo miré con los ojos muy abiertos.


¿Quieres que te la chupe, Papi?


–Sí, Nicole. Por favor, chúpame la polla.
Me la llevé a la boca con la misma rapidez con la que él me había pegado y follado antes. Gritó, y yo se la engullí tanto como me lo permitió mi boca, apretándosela con los labios y follándomelo con un magnífico oral. Comenzó a gemir una y otra vez. En algún momento, abrí la boca y lo solté, recuperando el aliento. Recorrí la longitud con la lengua, saboreando mis dulces jugos sobre él, y tragándomelos.
Estaban buenos.


–Ya basta, Nicole... vas a hacer que me corra. Y quiero estar dentro tuyo cuando eso pase.
Me levanté, lamiéndome los labios, mientras él me hacía voltearme con delicadeza y me obligaba a apoyarme contra el respaldo del sillón en el que se había sentado antes. El frío del cuero me pilló por sorpresa, en un primer momento, al entrar en contacto con mi piel desnuda, pero me obligué a relajarme. Noté el glande de su polla provocándome, separando los labios vaginales y frotándose contra la piel, restregándose contra mi clítoris, masturbándome con toda su rigidez.


–Fóllame–, le pedí. –Fóllame, Papi, Fóllame ya.
Deslizó la polla en mi resbaladizo e impaciente coño. Me agarró de la cola y tiro hacia atrás, haciéndome gritar. Agarré las gafas y las tiré al suelo. Enredó el pelo en un puño, tirándome hacia atrás de nuevo. Arqueé la espalda y empujé el cuerpo hacia atrás, contra su polla, follándomelo mientras él me follaba.


– ¿Me he portado mal, Papi? ¿He sido mala? –Me dio un tirón del pelo, aguantándome arqueada.


–Sí. Has sido mala, una pequeña putita. ¿Cómo te has atrevido a seducirme con tu ropa de zorra y los taconazos?
Sonreí al notar como su polla me penetraba cada vez con más fuerza y velocidad.


–Lo siento mucho, Papi. No lo haré de nuevo, lo prometo. No volveré a vestirme como una putita.


–Sí, sí que lo harás–, contestó, soltándome la cola. – ¡Insisto, joder! –Ambos reímos mientras nos aproximábamos al orgasmo.


–Me alegro de que te guste, Papi.


–Me encanta, Nicole. Me encantas.
El sonido de aquellas palabras era estupendo. Cerré los ojos y sentí cómo su rigidez me llevaba de nuevo a la cúspide del placer.
–Yo también te quiero, Papi. –Deslicé una mano hacia abajo y me acaricié el clítoris. Su pene comenzó a palpitar en mi interior y gemí.


–Me voy a correr, Nicole.


–Yo también–, contesté. – ¡Córrete dentro!–
Su esperma caliente se expandió en mi interior mientras yo también llegaba al orgasmo, los resultados de nuestro sexo, mezclándose en mi interior, llenándome. Noté un hormigueo que me recorrió las piernas. Justin se derrumbó sobre mi espalda y movió las manos, rodeándome los pechos y besándome en el cuello.


–Ha sido increíble–, dije, sin aliento. – ¿En serio tengo que ir a la universidad? – Ambos reímos y me volví para poder ver sus preciosos ojos, llenos de ternura. Podríamos habernos besado durante días.


***

Hola, i'm back, jejeje, bueno ahora quiero 50 votos y 12 comentarios, chau. 

Papi está Mirando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora