Capítulo 3.

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Pero, desde luego, no había en toda la clase, en toda la escuela, mejores amigos que la niña Lulai y el niño Arturo. Arturo estaba perdidamente enamorado de ella, escribía su nombre en todas partes, en los rincones de la habitación donde no pudiera verlo su madre, y en su brazo y en la barriga y en la escalera de su casa. A Lulai le gustaba dejarse querer.

Pero un día el niño Arturo sufrió más que nunca, porque Lulai se había cansado de casarse siempre con el mismo novio y dijo:

---Ahora que haga Arturo de cura y yo me caso con Adrián, o con otro, me da igual.

A Arturo le costó mucho que no se le llenaran los ojos de lágrimas y dijo tragando saliva que tenía en la garganta:

---No quiero hacer de cura, prefiero hacer de invitado.

Así que fue a Carbajo a quien le tocó casar a la nueva pareja. Carbajo bajo no quiso hacer de cura, él dijo que era el capitán del Titanic y que tenía que casarlos antes de que se hundiera el barco y se murieran todos, porque según Carbajo es infinitamente mejor casarse antes de morirse.

---¿Por qué?---dijeron a coro los invitados.

Porque después de morirte ya no te puedes casar.

---Aaaaahhhh---dijeron los invitados, asombrados por la sabiduría del capitán Carbajo.

Entre las muchas virtudes del capitán Carbajo no estaba el don de la palabra, así que la ceremonia fue bastante rápida. Más o menos así:

---¿La quieres a ésta?---preguntó el capitán Carbajo al novio mientras señalaba con un dedo a la novia.

---Está bien---dijo el novio. Está bien, no; tienes que decir <<sí>> o <<no>>.

Sí.

Pos ya está, uno listo. Ahora, tú el capitán Carbajo preguntaba ahora a Lulai. ¿Quieres a éste?

---Bueno---dijo la novia, con tono que parecía que estaba diciendo: <<Si no hay más remedio>>.

La novia no estaba loca de amor, pero el caso es que dijo que <<Bueno>>, y mientras los invitados tiraban la tradicional tierra sobre las cabezas de los novios, Arturo se fue solo y lloroso a la clase mucho antes de que sonara la campana, porque ésa es otra, como la boda había sido muy rápida, a Adrián Carro le había dado tiempo a darle un beso a Lulai y sólo de pensar en ese beso a Arturo le entraba una melancolía tan grande que hubiera deseado estar ya en su habitación y olvidarse de todo aquello.



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⏰ Última actualización: Jul 25, 2015 ⏰

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