Austin Campbell

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Multimedia: Austin Campbell (Wade Poezyn)

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–Vamos Riley - Dijo mi hermano, zarandeándome de un lado a otro con el propósito de despertarme.

–Hmmmpf - Murmuré deshaciéndome de su agarre.

Ayer el insomnio había hecho su efecto en mí, y por más que lo quisiera no podia dormir. En serio, odiaba las noches como esas.
Había rodado por la cama inumerables veces, probado miles de posturas diferentes a ver si alguna lograba que me durmiera, pero no hube caído en los brazos de Morfeo hasta que no terminé de beber el tradicional vaso de leche. Después, tan solo pasaron cinco minutos -o al menos eso me pareció a mí- hasta que mi odioso hermano mayor vino a despertarme para otro día de estúpido instituto.

–Adios mamá - Me despedí al ver el coche de mis amigas aparcado en la entrada de mi casa.

–Qué raro, Riley llegó tarde - Dijo la rubia, con notable sarcasmo, desde el asiento del copiloto.

–Cállate Abby - Espeté, tirando mi mochila en la parte de atrás mientras yo entraba junto a ella.

–El día que no lleguemos al instituto tarde por culpa de Riley será un puto milagro - Comentó la otra rubia, riendo.

–Esa boca, niña - Respondí mientras las risas y el sonido del motor del coche inundaban el ambiente.

Pronto llegamos al mismísimo infierno -aunque creo que por aquí lo 
llaman instituto- y al momento de bajar del coche vi a Penny correr hacia mí. Su pelo negro como el azabache se movía de un lado a otro con cada zancada que daba.

–Hola, Penny Pene - La saludé, ocasionando que cambiará su sonrisa por una mueca de enfado.

–Riley, sabes que odio que me llames así - Refunfuñó.

–Lo siento, tu nombre es demasiado tentador para ese tipo de apodos... Tú ya me entiendes.

–Hola Liv- Dijo evadiendo el tema y saludando a la rubia - Hola Abby... Espera, ¿lo he dicho bien o es al revés? - Añadió, mirando detenidamente a las gemelas.

Exacto, mis dos amigas son como dos gotas de agua. Mucha gente no las diferencia -aún sigo creyendo que yo soy la única que lo hace-, pero en fin, demasiado tiempo a su lado.
Ambas son rubias de ojos azules, aunque Liv, a diferencia de su hermana, solía llevar el cabello recogido en algún complejo peinado que ella misma se hacía.

Me despedí de ellas y caminé junto a Penny Pene -lo siento, tenía que hacerlo- hacia mi taquilla.

–... y entonces, violé a Harry Styles duro contra el muro en el despacho del director Adams y... Riley, ¿me estás escuchando?

–Ajá - Contesté mientras cogía mi libro de biología y cerraba la taquilla.

–Ya veo - Hizo una mueca - En vista de que aquí no se me aprecia, iré a clase. Bombón-Brown me espera.

La verdad es que no puedo culparla, prácticamente toda la población femenina del instituto babea por el jovencísimo profesor de matemáticas.

–¡Espera, Penny Pene! - Exclamé, pero la morena no se detuvo.

–Que no me llames así - Suspiró en medio del casi vacío pasillo y se alejó por completo.

(...)

–¿Puedo pasar, señorita Miller? - Pregunté una vez hube llegado a mi clase.

–Vaya novedad, la señorita Brooks llega tarde - dijo con sarcasmo hacia toda la clase, los cuales rieron levemente.

–Otra - Murmuré, frunciendo el ceño.

–¿Qué?

–Nada, señorita Miller, solo que mi perro se... ¿murió? - La miré con mi mejor cara de tristeza.

–Señorita Brooks, usted no tiene perro.

–Bueno, ya no, gracias por recordarmelo - Me limpié una lágrima imaginaria del ojo izquierdo.

–Usted nunca ha tenido un perro - Contestó con expresión impaciente.

–¿Y cómo está tan segura? - Cuestioné, alzando ambas cejas.

–Quizá se deba a que las últimas tres veces me vino con la misma excusa, y terminé preguntándole a su madre.

–Ehh - Vamos Riley, piensa algo - Mierda, me ha pillado.
–Siéntese, señorita Brooks, no la quiero ver llegar tarde una vez más - Ordenó, suspirando.

Asentí y caminé con la cabeza gacha hasta el único sitio libre de la clase.

–Cuánto tiempo, pequeña Riley.

Oh no, esa voz... Tenía que ser ese maldito gilipollas.

–Vete a la mierda, Austin - Le dije sin siquiera mirarlo.

–Vamos, no seas tan maleducada, pequeña Riley.

–No me llames así - No moví la vista de la pizarra.

–Pues hace unos años te encantaba.

Seguía sin mirarlo, pero apuesto a que tenía una sonrisa socarrona en su odiosa cara.

–Sí, hasta que descubrí que eres un estúpido mujeriego que no sabe el significado de la palabra fidelidad - Gruñí.

–¿Aún te acuerdas de eso? Eres muy rencorosa.

–Deja de joderme la vida, ya tuve suficiente cuando lo dejamos - Dije, dando por finalizada la conversación.

–Me rompes el corazón, pequeña Riley - Se llevó la mano al pecho, con fingida ofensa.

–Gilipollas - Mascullé, aún sin mirarlo.

–¿Qué dijiste?

–Que eres un gilipollas - Repetí, desafiante, mirándolo por primera vez.

Al hacerlo, mi boca se abrió ligeramente. La sorpresa del reencuentro, de verlo de nuevo cara a cara, fue superior a mi orgullo. Al darse cuenta de ello, una sonrisa egocéntrica y socarrona se dibujó en su cara.

No había cambiado nada... Su perfecta sonrisa seguía tan reluciente que hacía daño contemplarla; su pelo negro, tan revuelto como lo recordaba; y aún me podía perder en sus profundos ojos oscuros.

Así es, él era Austin Campbell: mi exnovio número 1.

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Este es el primer capítulo, espero que os haya gustado.
Si es así, sé de una estrellita que os espera...

Besoooooooos marta

Guerra de exnoviosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora