Desahogo intenso.

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Me intento convencer una y otra vez de que esto es lo que quiero, pero no puedo.

Si realmente quisiera alejarme de ti no lloraría por las noches cada vez que leo algo que me destroza el corazón y tampoco estaría escribiendo esto.

Quisiera ser como tú. Admiro tu tranquilidad, lo poco que te ofuscas con los problemas por los que yo me reconcomo la cabeza de madrugada.

Y ahora dices que debería estar "agradecida" de que no me tratas como las demás. 

¿Te has parado a pensar que yo no soy como las demás?

No, idiota, no soy alguna clase de ser inferior a ti cuyo mayor mérito en esta vida es haber sobresalido ante tus ojos y haber captado un poco de tu atención. Tal vez ellas sí, yo no.

¿Te has parado a pensar en cuánto me duele que me digas ese tipo de cosas cuando yo sólo quiero ayudarte? Seguro que no.

¿Te has parado a pensar en que quizás sí me importas...?


Que te quiero más de lo que nunca he dicho —no seas estúpido; sabes que no es en un sentido romántico—.

Y sé que podía haberte dicho muchas más veces lo mucho que te necesitaba, pero no era capaz.

Supongo que tienes derecho a echarme en cara aquella vez que te dejé colgado, pero el verdadero motivo por el que lo hice era porque no soportaba tocar un tema delicado y tú insistías e insistías...


Y que somos muy diferentes (aunque eso no es malo) pero lo peor es cuando somos parecidos.

¿Sabes por qué? Porque yo también tengo ego, carácter y agallas, y no soy otra de los cientos de chicas que chasqueas los dedos y ya te están chupando la polla.


Porque yo no soporto que intentes pisotearme cuando nos peleamos. Porque yo no soy de esas miedosas de mierda que no son capaces de decirte cuando les hartas o cuando eres un completo gilipollas.

Pero sí que soy una miedosa de mierda porque no encuentro las palabras para decirte cuánto te aprecio.


Y que nunca lo voy a hacer. Sabes que no soy capaz de decir "te quiero" o "te necesito" o "tienes razón", "por favor, quédate"...

Y quizás soy una hipócrita, porque le he dicho mil veces que las amo a personas que no me importan ni un ápice de lo que lo haces tú, y a ti nunca te lo he dicho. No sé por qué, simplemente no puedo. Me da miedo decirte que eres mi mejor amigo, me da miedo contarte que te adoro y... saber que un día te voy a perder. Supongo que me aterroriza sincerarme contigo sabiendo que un día te vas a marchar.


Y cada vez que nos "peleamos en serio" me dan ganas de no volver a hablarte, de borrar todo lo que tenga referente a ti y olvidar que alguna vez hemos sido amigos, pero no puedo. Cuando estoy decidida a ignorarte definitivamente, me pongo a releer mensajes antiguos y... simplemente es imposible. Y vuelvo. Siempre vuelvo. No sé cómo dejar de volver. Porque sé con certeza que la mayoría del tiempo yo tengo la razón pero de verdad que es demasiado difícil no volver a hablarte.

Y tienes ese "algo" que me enreda y me da ganas de no soltarte de nuevo.


Y que esta es la amistad más parecida a un amor destructivo que he visto, aunque sólo sea amistad. ¿Amistad destructiva? Seguramente. He llegado a un punto decisivo. Esta es la última vez.

Puedo irme y tratar de olvidarte o quedarme y seguir pasándolo todo por alto.

Y sólo espero que pase el tiempo mientras yo observo, porque me da miedo decidir de una vez y equivocarme.

Todo lo que nunca dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora