Yaky
Estoy harta de esto.
Cubrí mis ojos con el brazo, intentando contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Sentía un nudo en el pecho, tan pesado que apenas podía respirar. Era como si mi propio cuerpo estuviera traicionándome.
—¿Por qué tiene que pasar esto? —murmuré en un tono que ni yo misma escuché, como si hablar en voz alta pudiera aliviar aunque sea un poco mi tormento.
Al día siguiente, cuando aquella fiesta finalmente terminó, la sensación de vacío me consumió por completo. No había podido dormir. Me quedé tumbada en la cama, mirando al techo, repitiendo una y otra vez los eventos en mi mente. Era como un bucle del que no podía escapar. No quería que nada de eso sucediera, y mucho menos con Akane. Ella no merecía verse involucrada en esto.
Pero las cosas no mejoraron. Después de ese día, aquel infeliz, esa presencia que me atormentaba constantemente, comenzó a volverse aún más inquieto. Era como si se alimentara de mi sufrimiento. Su risa burlona resonaba en mi cabeza, como un eco incesante, y mi cuerpo comenzó a reflejar su impacto. Los dolores de cabeza se volvieron tan frecuentes e intensos que apenas podía mantenerme en pie. Había noches en las que el dolor era tan insoportable que terminaba vomitando sangre.
No podía permitir que mi hermana me viera en ese estado. La sola idea de que ella descubriera lo que realmente estaba ocurriendo me aterraba. Así que le pedí a Nozomi que se quedara con ella. Usé la excusa de que estaba ocupada con demasiadas cosas, pero la verdad era que no podía arriesgarme a que un descuido revelara la verdad. No quería que me viera así, tan rota, tan débil.
Mientras yo luchaba contra esta pesadilla interminable, llegó el día en que tenía que ir a ver al Torii. Era mi última esperanza, o al menos eso quería creer. No fui sola. Touma me acompañó, y aunque su presencia me dio algo de fortaleza, mi corazón sabía que no iba a ser suficiente. Y tenía razón. A pesar de todo lo que hicimos, de los rituales y las palabras pronunciadas, aquel infeliz seguía igual, como si nada pudiera alcanzarlo.
Los días pasaban, arrastrándose como una lenta tortura. Mi mente no dejaba de regresar a Akane y a lo que sucedió en aquella fiesta. Sabía que tenía que hablar con ella, enfrentarla y aclarar todo. Pero Akane no me lo puso fácil. Me evitaba a toda costa. Mis mensajes quedaban sin respuesta, mis llamadas iban directamente al buzón de voz. Era frustrante e irritante a la vez. Sentía que la distancia entre nosotras crecía más y más, y no podía hacer nada para detenerlo.
Todo cambió hace unos días. Yanet, una de sus amigas, contestó mi llamada debes de ella. Me pasó con Akane, y en un impulso, le pedí que nos viéramos en persona. No podía seguir así. Necesitaba enfrentarla, mirarla a los ojos y decirle lo arrepienta que estaba por lo que pasó esa noche.
Cuando finalmente la tuve frente a mí, sentí que el aire se volvía pesado. Mi respiración se aceleró, y aquel infeliz aprovechó el momento para invadir mi mente con recuerdos de la fiesta. Era como si reviviera cada instante, cada palabra, cada mirada. El dolor en mi cabeza era insoportable, un punzazo que casi me hizo caer de rodillas. Instintivamente, llevé una mano a mi rostro, tratando de mantener la compostura mientras me acercaba a ella.
Estaba nerviosa, no podía negarlo. Mis manos temblaban, y mi voz se quebraba con cada palabra. Pero lo intenté. Traté de hablar con normalidad, de explicarme, de pedir perdón. Akane me escuchó en silencio, con esa mirada que siempre me había desconcertado. Cuando finalmente terminamos de aclarar todo, ella hizo algo que no esperaba. Extendió su mano y me entregó una pulsera.
La pulsera que me entregó no era simplemente un objeto, era un símbolo, una respuesta a mi disculpa. Me tomó por sorpresa, y en ese momento decidí que era hora de hacer algo más. Yo también debía darle algo, pero no podía ser cualquier cosa. La pulsera que le compré antes de verla no era solo una "ofrenda de paz" era un "discúlpame por todo lo que hice".
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Mi Última Jugada
RomanceDeportista y guitarrista la capitana del equipo de básquet, así es, Yaky amante de media universidad y muy respetada, alumna destacada o como muchos de sus profesores dirían "estrella" que en los últimos dos años ha traído dos victorias consecutiva...