Resumen: Enviado por el Consejo de Dioses a otro universo tras masacrar a los dioses Sumerios, Gilgamesh termina siendo escupido por la Disformidad en un nuevo mundo donde se mantiene como espectador por millones de años, antes de que sin saberlo, cambiara el camino de la galaxia cuando decide tomar bajo su ala a diechiocho Primarcas.
Etiquetas: Crossover, Warhammer 40k x Fate Series, Omegaverse, Dinámicas ABO diferentes, no hay celos, solo olores y que los hombres pueden dar a luz pero no es muy importante aquí, Omega Gilgamesh, Viaje Dimensional, Inmortal Gilgamesh, Primarcas, Madre Gilgamesh, OP Gilgamesh, Algunos Alfa Primarcas, Algunos Omegas Primarcas, Alfa Emperador (duh), Omegas Intersexuales, se viene una era dorada para la humanidad
ASTRA INCLINANT, SED NON OBLIGANT
las estrellas nos inclinan, no nos atan
(Si bien las estrellas o el entorno pueden influir en nuestra personalidad, percepción o caminos, no dictan nuestras elecciones y aún tenemos libre albedrío para tomar nuestras propias decisiones.)
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El Rey de Uruk había nacido con un propósito sagrado, unir a la humanidad con los dioses. Su misión había sido ser magnífico, siendo dos tercios dios y un tercio humano, y mostrarle a los humanos porque debían seguir adorando a los dioses, los cuales poco a poco caían en el olvido de las mentes de los mortales que continuaban su camino sin importarle dejar a los dioses atrás. Así que al Rey se le fue dada tal orden.
—Ve a la Tierra y haz nuestra voluntad, amado hijo de los divinos.
Gilgamesh de Uruk sabía muy bien el porqué fue creado desde las entrañas del universo y dado forma en la matriz divina de la Diosa Ninsun para luego ser enviado como ángel caído hacia los humanos. Lo crearon como el más puro y poderoso omega, aquel que abrazaría a la humanidad con amor maternal y la devolvería a los brazos de los dioses desvanecientes. Era desafortunado que el Rey Dorado había mostrado ser más rebelde, más humano, de lo que los Cielos habían pensado, y este, igualmente, creía que la Era de los Dioses había llegado a su fin. Ahora era momento de la humanidad de gobernar fuera de las garras de los dioses.
Porque Gilgamesh conocía muy bien la naturaleza arrogante y cruel de los dioses, los cuales se jactaban de ser superiores y los humanos inferiores cuando ellos mismos solían se peores que bestias. Gilgamesh creía que los arrogantes dioses debían dejar de existir y envenenar a la humanidad y simplemente dejarla fluir como el río indomable que es. Los crueles dioses ya eran seres de antaño que habían reinado desde el principio, y ahora no había lugar para ellos en el futuro que Gilgamesh veía para la humanidad.
