Capítulo IV.

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Al entrar a la clase todos en el salón me observaron, sonreí y me dirigí a mi asiento. Odiaba a este profesor pero no había nada que pudiera hacer.

La campana sonó indicando el final de la jornada escolar y tome mis cosas. Antes que nada, también yo me pregunté porqué mis cosas estaban en el salón, cuando yo las había dejado en el salón de matemáticas. Raro.

Salí de la habitación colgando mi bolso y caminando hacia la salida. Perfecto. Harry me había traído a la escuela y ahora no sabía donde estaba, por lo que tenía que llamar a papá para que viniera por mi y había veces en las que mandaba a alguien porque él no podía venir. Por un milagro del cielo vi a mi mejor amiga Marie. Ella era todo lo que una mujer desearía ser. Amigable, simpática, inteligente, bonita y con un cuerpo de infarto. Era morena, pero no un tono muy oscuro. No, ella era exótica, bronceada y con cabello castaño claro. Muuuuuuy bonita. No es que yo me quejara, obviamente, no soy perfecta, pero tampoco soy fea. Soy aceptable.

-Hola, cariño. No te había visto en todo el día. -me besó en la mejilla.
-Es lo mismo que estaba pensando. ¿Dónde estuviste? -la miré alzando una ceja a lo que ella sonrió nerviosa.
-Estaba... Ocupada. - me miró.
-Ok. Si no me quieres contar... - me cortó.
-Oye, pero que demonios... Lea. - apunto hacia mi pecho y yo enseguida lo tapé.
-Umm, nada.
-Oh, déjame adivinar. Harry. -me dio una sonrisa tensa. Ella sabia todo y tenía una aversión hacia él.
-Umh. - asentí.
-Cariño, tienes que detenerlo. Explícale que no fue tu culpa. Que fue el idiota de Marcus. Estoy harta de toda esa mierda que el avienta hacia ti. No puedo verte lastimada por algo que tu no hiciste.
-Es que no es fácil - susurré - nunca quiere escucharme, ya no sé qué hacer. En serio lo amo Marie, más de lo que me amo a mi misma.
-Lea... No puede ser así. Tienes que tener amor por ti misma. ¿No te decepciona verte en ese estado?

Claro que me decepcionaba. Yo veía una relación feliz con Harry. Todo era perfecto. Hasta que Marcus lo arruinó... No entendía porqué había hecho eso. Harry era su amigo. Era estúpido.

Marie me miró - Vamos Lea, ¿Te doy un aventón? - la miré. Me urgía un auto.
-Sí, por favor.

Caminamos a su carro, un Beatle color azul cielo. Quitó los seguros con el mando a distancia y nos dirigimos a mi casa. Cuando llegamos estacionó y me miró.

-Nos vemos cariño, cualquier cosa sabes que estoy a una llamada de distancia. -era una buena amiga y por eso la quería.
-Mhm, ¿no vas a pasar?
-no, no puedo, tengo una cita.
-Bueno, suerte y gracias por todo, te quiero. -La vi acelerar y desaparecer por la calle.

Entré a mi casa y no había nadie. Muy normal. Subí a mi habitación y comencé a hacer el trabajo de dos puntos de matemáticas. Esperaba tener un día de tranquilidad. Solo yo misma sin la presión de Harry, lo amaba mucho. Era mi primer amor y la primer persona en mi vida. No entendía porque se comportaba de esa manera conmigo. No entendía porque había cambiado para mal. El sabia que yo no era capaz de hacerle algo así. De dañarlo. Todo había empezado tan bien...

-cariño, ¿estás ahí? - escuche un golpe en la puerta. Era mi nana.
-adelante. -Nany abrió la puerta y pasó. Ella era mi segunda madre, bueno, por así decirlo. Amaba a mi mamá pero nunca estaba cuando la necesitaba, solo en lo material, pero no tenía que quejarme por ello. no tenía a nadie más que a Nany, a Harry y a Marie...
-Hola cariño, no escuché cuando llegaste
-Hola, pensé que no había nadie, por eso solo llegué directo aquí.
-Primero pasa a la cocina para ver si estoy y puedas comer algo ¿si?, odio que te mal pases.
-Si, si, a la cocina. -le sonreí y de repente recordé los chupetones.
-bueno, ¿quieres comer algo?, preparé spaghetti a la boloñesa, baja para que te sirva un poco.
-si, voy enseguida.

Me dirigí a mi walk in closet y busque un atuendo que fuera un poco abrigado. A pesar de que hacía frío no me gustaba ponerme blusas de cuello de tortuga, iba a buscar otra cosa.

Me duché y me coloqué una blusa de tirantes, una mascada color negra, un suéter blanco y unos jeans. Bajé a comer y terminé. El spaghetti estaba asombroso. Mi nana era una cocinera excelente y amaba todo lo que hacia.

El día estuvo calmo. No recibí ninguna llamada de Harry y no sé porqué no me molesté. Sentía que necesitaba tiempo para mi y lo aproveché. Dormí un rato. Terminé mis deberes. Acomodé la ropa que tenía desacomodada. Odiaba que acomodaran mi ropa, y no me refiero al hecho de que odiaba que tocaran mi ropa. No. Me refiero a que era una cosa tan banal, que uno puede hacer por su cuenta, se me hacia estúpido que las mucamas lo hicieran, mucho trabajo tenían limpiando la casa como para venir y acomodar un desorden que yo misma podía componer. Pero dile eso a mi mamá y te dará una platica acerca de porqué le paga a las mucamas para que hagan su trabajo.

Ya era tarde cuando recibí un mensaje Harry.

Amor💖:
Donde demonios has estado metida?? -aquí empezamos.

Yo:
He estado en mi casa desde que salí de la escuela, Harry.

Amor💖:
Quién te llevó?

Yo:
Marie.

Amor💖:
Esa puta.

Yo:
Basta Harry. No la llames de esa manera.

Amor💖:
Ok.

Wow. No discutió.

Amor💖:
Estoy abajo. Abre la puerta.

Yo:
Harry, sabes que no puedes estar aquí a esta hora. Mis padres se enfadarán.

Amor💖:
Me vale un cuerno. Te dije que bajaras.

Yo:
Ay, ya voy.

Me quité las mantas de encima y me pare de la cama. Me coloqué mi albornoz y bajé. Abrí la puerta y Harry estaba en en el porche con las manos detrás de la espalda. Al verlo sonreí y sentí mariposas en el estómago.

Podría ser lo que quisiera, pero era tan guapo y lo amaba. Ya había mencionado eso ¿verdad?.

-Hola.. - susurró
-Hola.
-¿Puedo pasar? - me alejé de la puerta y el pasó. -antes que nada... ¿Puedes venir un momento? -asentí.

Salimos al porche y bajamos las escaleras que llevaban al camino de entrada. Rodeamos su camioneta y en la puerta del copiloto nos detuvimos. Lo miré y el me miró.

-abre la puerta.

Abrí la puerta y lo que vi me dejó sorprendida. Un ramo de rosas. Enorme. Estaba en la parte de abajo del asiento. Raras veces hacía eso.
-¿Y esto? - las toqué. Él se encogió de hombros.
-Solo quería dártelas.

Sonreí y lo abracé. Su perfume me envolvió como si fuera una manta. Sus brazos me rodearon por la cintura y me apretó hacia él. Amaba sus brazos. Llenos de tatuajes y fuertes. Me sentía pequeña con él. Cuidada y sobretodo amaba. En esas pocas ocasiones.

-Te amo Lea. Perdóname.

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⏰ Última actualización: Jul 23, 2015 ⏰

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