Mente Distorsionada

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La fiesta en la playa comenzó.
Mi hermana tan educada como siempre, me presento con todos, pero es algo extraño, el mar se mueve con mucha turbulencia y no tiene ese bello color azul, en cambio es negro y la luna es roja como la sangre que esta en las manos de mi hermana, pero es mi frente la que sangra, es una gran herida punzante que no me deja levantarme del piso y frente a mi cuerpo inmóvil se encuentra Eduart suplicando pero... solo esta ahí de pie, no le ocurre nada solo esta suplicando por su vida decesperadamente sin que nadie lo este tocando y en mis brazos hay arañazos como si un gato me hubiera sujetado muy enojado y no quisiera soltarme.

En ese momento veo en el fondo un sonido de alarma, era el despertador, ya era hora del desayuno, no se que ocurrió, mi cabeza da vueltas y no para, cuando todos bajamos para desayunar, esta esa mujer nuevamente en la casa, como si ella viviera aquí, ¿que ocurre? ¿Acaso es la novia de mi madre? Y en la mesa me confirman mis sospechas, es mi madrastra, pero, ¿en que momento pasó algo así? ¿Donde esta mi padre? No logro comprender nada y parece que a nadie le importa que él haya desaparecido. Después del desayuno me voy muy pensativa a la terraza que esta en le techo de la casa con una maravillosa vista al mar, es precioso estar en ese lugar sin nada mas que me rodee, mas que el viento y el silencio del espacio vacío en el cielo, pero en ese momento tan maravilloso y relajante, va subiendo Elizabeth, mi madrastra, cuando el momento no podía hacerse mas incomodo, decide que quiere platicar conmigo, aunque en realidad no le puse mucha atención pero algo me inquieto mucho, mientras ella parloteaba, puso su mano sobre mi rodilla y la comienza a acariciar, ¿es que trata de abusarme? ¿Que le pasa a esta mujer? Seguramente ella se deshizo de mi padre, pero yo me encargare de poner las cosas en su lugar, no permitiré que mi familia se destruya mas de lo que ya esta, no perderé a mi madre ni a mi hermana que son las dos mujeres que más amo en mi vida.

La noche es densa, la oscuridad absorbe mi aliento, mientras en una habitación encendida, se ven dos personas, se quejan mucho y al parecer están forcejeando, creo que están peleando con tanta violencia que derriban una de las sillas estilo rococó italiano color blanca favorita de mi padre y debo decir que mi madre disfrutaba mucho de esa silla, siempre decía que era el lugar perfecto para estar con él, son palabras confusas para mi, pero en la entrada de la habitación esta la silla adornando una mesa de teléfono y en la parte de arriba hay un espejo que no refleja mas que oscuridad de un corazón trastornado y confuso que vaga por un mar de neuronas mintiendo constantemente a su portador y viendo una realidad ficticia a la cual no puede regresar y que jamás existió.

Mi Mente Entre Dos MundosWhere stories live. Discover now