"- Deja de mentirte a ti misma"

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"Mi vida no es nada interesante", eso pensaba hasta que en un día choque con un chavo que al voltear a verlo para disculparme, no pude decir nada, me quede impactada, era alguien muy lindo, sin embargo lo que me llamo la atención fue su bella sonrisa. Me hubiera encantado saber su nombre pero no pude preguntar nada y solo recogí mi libro que se me había caído, me fui muy rápido, se me hacía algo tarde para llegar a la escuela, cuando llegue al salón Rosa quien era mi mejor amiga de la escuela, noto que llegue muy sonriente, se dirigió a mi lugar, se sentó atrás de mí cambiando de lugar con una compañera del salón.

- Y bien, ¿Ahora ya arreglaste las cosas con Eliot? – Rosa se inclinó muy feliz

- ¿Qué? – conteste confundida

- Si o ¿te ha ocurrido alguna otra cosa? – me miro pícaramente

- Siempre sabes que decir y como sacarme las cosas ¿verdad? – la mire con una sonrisa

- Por eso somos mejores amigas – me giño un ojo y me sonrió.

Le comente sobre lo que me ocurrió de camino a la escuela, ella solo se echó a reír, decía que eso solo ocurrían en las novelas o en libros. Aunque a pesar de todo eso yo solo no podía dejar de pensar en esa sonrisa y del cómo se llamaba aquel chavo que se veía algo interesante. Toda la mañana me la pase pensando en él, no lograba sacar de mi mente aquel rostro. Llego la hora del receso, Rosa bajo por algo de comer a la cafetería de la escuela, mientras tanto yo observaba la ventana del salón, pero alguien entro muy bruscamente ya que se pudo escuchar el cómo se azoto la puerta, voltee para observar quien era y para mi desgracia era Eliot quien se veía algo molesto.

- ¿Ahora podemos hablar de lo que pasa? – lo dijo arrogantemente.

- Y dime ¿de qué quieres hablar conmigo? – lo mire molesta

- Sabes perfectamente bien de que quiero que hablemos – me miro fríamente.

Al terminar de decir eso me pare de mi asiento, me dirigí a la ventana más cercana, en ese instante sentí como unos brazos me rodeaban y una dulce voz me decía al oído.

- Sabes que te amo y que jamás me gustaría perderte

- Y igual te amo, pero ¿Cómo podremos seguir con esta relación si nunca confiamos en nosotros mismo? – Conteste, me volteo y eso causo que nos besáramos.

Ya no sentía lo mismo que antes, a decir verdad ni siquiera savia por qué seguía con él, pensaba que era un juguete, pero cuando tenía la iniciativa de terminar con todo esto, me ponía a dudar lo que provocaba de que yo siguiera con esta relación. Se fue con una sonrisa en la cara y yo solo se la regrese hasta que el por fin se había salido del salón voltee a ver al cielo, seguí pensando. Tanto era ese pensamiento por querer averiguar lo que en realidad sentía por Eliot, que deje de pensar en todo lo que me rodeaba para comenzar a llorar. Para esto Rosa entro rápidamente al salón y me abrazo, noto que estaba llorando, ella solo me abrazo sin preguntarme nada, solo en un pequeño momento me dijo:

- Deja de mentirte a ti misma y date cuenta que con Eliot tú ya no eres feliz

Cuando me dijo eso comencé a llorar más fuerte, por lo cual la abrase fuertemente. Mire hacia la ventana y sonreí, había recordé la primera vez que avía llorado así. Terminaron las clases y yo me dirigí a mi casa, pero Rosa me acompaño hasta la esquina de la escuela. Al parecer estaba Eliot esperándome, cuando de la nada vi como una niña se acercó a él y lo beso en frente de mí, sentía que me moriría al ver eso, lo único que pude hacer fue sonreírle y despedirme de Rosa e irme lo más rápido posible. Pude escuchar como Rosa le gritaba para que fuera detrás de mí y habláramos de esto, rezaba para que él no fuera detrás de mí ni en la tarde a mi casa para hablar. Aunque camine tan rápido que volví a chocar con alguien, era el chavo de la mañana.

- ¿Te encuentras bien, porque lloras?

No conteste, solo me fui lo más rápido posible, me sentía tan mal que lo único que quería hacer era llegar a mi casa y encerrarme en mí cuarto. Cuando menos note ya avía llegado a mi casa, al entrar note que avía una pequeña nota en la mesa.

"Princesa, tuve que irme con tu hermana al médico, lo más probable es que llegue por la noche. Cuídate te quiero.

Miriam."

"¿Este día no podía estar mejor?" Es lo que pensé al recordar todo lo que avía pasado en tan poco tiempo. Aunque quería llorar durante todo ese día, mejor puse música a todo volumen y espese a cantar como loca, no sé pero eso me hacía olvidar todo y era lo que necesitaba "Olvidarme de todo". Cuando vi el reloj que estaba colgado en frente de la sala note que ya casi eran las tres de la tarde, comencé a reír, la verdad no savia ni porque pero algo si savia, que lo que había ocurrió me había dado fuerza para poder lograr lo que estaba planeando. Me levante del sillón donde estaba acostada cantando, para comenzar a hacer mi tarea para distraerme un rato. Sin darme cuenta me quede dormida. En mi sueño volví a ver aquel chavo de la mañana, aunque se me hacía algo conocido, cuando estaba a punto de saber su nombre, me desperté repentinamente, comencé a reírme, era muy raro pero no le tome importancia y me dirigí hacia mi cuarto, claro sin antes apagar el estéreo, para ser honesta me avía hartado un poco de escuchar música, era raro ya que en algunos días me encerraba casi todo el día después de llagar de la escuela y saludar a mi pequeña hermana Nicol y a nuestra nana Miriam, me dirigía hasta mi cuarto. Al llegar a mi cuarto note que en el pequeño pizarrón que estaba pegado en la puerta decía una fecha muy importante "18/02" No me acordaba que ese mismo día era ese día. Si era ese día pero cuando recordé eso mismo, comencé a llorar, ese día era 1 año desde que andaba con Eliot. Tal vez por eso mismo él quería solucionar todo lo que avía ocurrió hace tres días atrás. En eso comenzó a sonar mi celular, sacándome de mí transe emocional.

- ¿Bueno? – conteste, tratando de disimular que no había llorado

- ¿Podrías ir al Kiosco? – dijo Eliot con una voz algo alarmada.

- ¿De qué quieres hablar? – conteste tratando de aguantar las ganas de mi llanto.

- ¡Alice por favor tenemos que solucionar todo esto! – lo dijo como si estuviera llorando

Al terminar de decir eso colgué, me limpie la cara. Llame a Rosa, en estos momentos necesita a alguien conmigo, simplemente le dije que no podía más y que la necesitaba, ella al instante de haber terminado de hablar me dijo.

- Tranquila, en este mismo instante iré para tu casa.

Cuando la escuche me sentí aliviada, pero sin embargo a un no podía salir de mi casa, savia que él no se iría de ahí hasta que habláramos. Pero ¿Cómo podría verlo a la cara después de lo que vi? Honestamente no podría soportarlo, sin embargo esta era la realidad de las cosas. ¿Cuál era? era que yo era una completa ingenua, una estúpida. Jamás creí que sufriría así por alguien pero al fin encontré a ese alguien que logro lo que yo creía imposible. Al poco tiempo escuche el timbre, pero no abrí, sin embargo la persona quien estaba tocando era muy insistente. Por eso mismo salí a dar un vistazo. Sonreí como nunca, era Diego. Era un chavo súper buena onda que siempre me hacía reír a cualquier hora del día, aunque esta vez no creía que el pudiera quitarme esta tristeza que tenía por eso mismo quite mi sonrisa al instante.

- ¿Te encuentras bien? – sonó muy extraño.

- Si, ¿Por qué no lo estaría? – Le mentí.

- Entonces ¿Por qué esté Eliot me pidió venir a ver si te encontrabas bien?

- Ha eso, no sé, yo me encuentro muy bien.

Diego no se lo creyo. empezó a preguntarme un sin fin de cosas. Pero como era un hermano para mí no aguante más y simplemente le confesé todo. La verdad no podía pasar esto sola. Era tan patética que al poco tiempo, empecé a llorar. Poco después Diego solo me abrazo.

- Tranquila, no permitiré que ese imbécil se te acerque.

A decir verdad me provocaba gracia el hecho de que Diego, digiera algo así, aunque a la vez me tranquilizo un poco, sin embargo lo único que deseaba es que llegara Rosa para poder llorar, solo con ella podría desahogarme como en verdad lo necesitaba. Pasaron los minutos y no llegaba, me andaba preocupando demasiado ya que no tardaba más de 15 minutos en llegar a mi casa.

Me quede dormida al poco tiempo, lo último que recordaba era que estaba en la sala cuando alguien entro.

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