Capitulo 1

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Lunes, primer día de escuela, me levante todo adormitado como cualquier niño de 6 años.

Mi mamá dejó mi uniforme en la cama después de haberme levantado; fui al baño, hice mis necesidades, me bañe, me cambie, me puse los zapatos, baje las escaleras y desayune (amaba los huevos revueltos con jamón que mamá preparaba, subí a lavarme los dientes, agarré mi mochila, estaba listo para irme.

Papá se despidió de mamá con un dulce beso, ella me tomó por la espalda y me besó la mejilla, me miró con sus dulces ojos llenos de alegría y a la vez tristeza, porque, sabía que estaba creciendo. Me peinó con sus manos y un poco se saliva.

-mamá, por favor ya estoy peinado

Lo cual era una mentira, olvide peinarme. Con una suave voz respondió.

-lo sé

Me soltó y subí al auto con papá; él me contó sus primeros días de escuela, dijo que unos niños lo molestaban, pero, empezó a hacer amigos, fue muy social y después de 1 semana, tenía muchos amigos y no lo volvieron a molestar esos niños.

Bajé del carro, me despedí de él a lo lejos, él gritó a lo lejos.

-adiós campeón, suerte

Esas palabras dibujaron una sonrisa en mi rostro, me sentía bien, feliz, dispuesto a todo.

Fuimos al homenaje ahí nos acomodaron por nuestros grupos, eran muchos niños, sería fácil hacer amigos; unos tenían cara de miedo, otros de curiosidad, alegres, con sueño, demasiadas caras. Los de años mayores daban miedo, eran más grandes y ya se conocían. Empezó el homenaje y mi cabeza estaba en todo menos en éste. Un niño se sacó un moco, otro jugaba con una niña, dos niñas reían, un profesor regañó a unos alumnos por empujarse en pleno homenaje, otro lloraba por su mamá. Era largo y aburrido esto. Quería sentarme y dormir. Eso de saludar a la bandera era tonto, nadie prestaba atención. Mi mirada se dirigió a una niña de cuarto año, ella tenía 2 coletas altas, su cabello era café, pero al sol tenía destellos rubios, en ese momento pensé "espero y le caiga un árbol encima y se rompa la cabeza y que le salga sangre a montón". Reaccione y pensé de dónde vino ese pensamiento, me di cuenta que no fui yo, fue mi amigo imaginario, una voz que lo dijo en mi cabeza. Tenía ganas de llorar y gritar por la cosa horrible que había pensado, pero ya estaba grande para hacerlo, sólo trague mi grito y lágrimas e ignore esa voz. Nos llevaron a nuestro salón, la maestra era más grande que mi mamá pero más joven que mi abuela, era un poco... muy enojona, pero sólo con los revoltosos. Los niños del salón eran inquietos y muy gritones, cuando se iba la maestra se subían a las bancas y tiraban bolas de papel, las niñas se sentaban en una esquina y empezaban a platicar de vez en cuando un niño pasaba y le tiraba el cabello a una niña. Cuando llega la maestra todos corrían a su asiento, guardaban silencio. La maestra comenzaba a escribir en la pizarra, todo era silencioso. Pero yo escuchaba murmullos, sabía que nadie estaba hablando pero aun así yo escuchaba voces.

Sonó el timbre, la maestra dijo que era receso y podíamos salir a jugar y cuando volvamos a escucharlo entráramos al salón. Tomé mi desayuno y me senté fuera del salón, veía a niños correr. Un grupo de niños de tercer año que pasaron por ahí me invitaron a jugar futbol animado acepte, observé y me di cuenta que no tenían pelota, el más alto de ellos se acabó su agua y la botella de plástico la aplastó, los otros 2 empezaron a gritar.

-ya tenemos pelota

Otros 3 se nos unieron y así empezó el juego. Hacía un poco de calor, nuestro equipo iba ganando, me estaba divirtiendo. Termino el receso por lo que termino el partido, el más alto se llamaba Antonio iba en cuarto año. Me dirigí al salón, nos sentamos en nuestros lugares, era por número de lista, todo normal, la maestra dejó unos problemas muy fáciles, sumar manzanas, a mis compañeros les costaba trabajo pero a mí no, al igual que muchos de ellos no sabían leer o escribir, esos niños a la maestra le cansaban. Dio el timbre para salir, guardamos nuestras cosas y salimos, un niño se resbaló y me empujó, la voz en mi cabeza dijo que lo empujara igual, pero cuando lo iba a hacer llegó la niña a la cual quería matar en el homenaje, me miró, luego al niño, lo tomó de la oreja y dijo.

ChrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora