El ambiente en la oficina de Becky era más relajado que en la cafetería. Había silencio, salvo por el sonido de los cubiertos chocando contra los recipientes y el ocasional crujido del empaque de la comida que Freen había traído.
Becky estaba sentada en su escritorio, mientras Freen se acomodó en una de las sillas frente a ella, disfrutando su almuerzo con calma.
—No esperaba que fueras tan dramática —comentó Becky después de un rato, sin mirarla.
Freen sonrió con suficiencia mientras tomaba un sorbo de su jugo.
—¿Dramática? —repitió, fingiendo sorpresa—. Solo estaba resolviendo un problema.
—Podrías haberme consultado antes de armar un espectáculo.
—¿Y tú podrías haberlo echado antes de que se pasara de la raya?
Becky la miró por unos segundos, pero no tuvo una respuesta inmediata. Sabía que Freen tenía razón. Paulo ya había causado demasiados problemas, y lo había tolerado más de la cuenta solo porque quería mantener una imagen profesional.
Freen sonrió al ver su expresión, apoyando el codo en el escritorio y la barbilla sobre su mano.
—¿Ves? Sabes que tenía razón.
Becky rodó los ojos.
—Lo que sé es que eres insoportable.
—Y aun así, me diste la mitad de tu empresa.
Becky la miró con fingida exasperación, pero una pequeña sonrisa traicionera apareció en sus labios.
Freen tomó un bocado de su comida y luego agregó con tono más suave:
—No quería que él siguiera aquí. No después de lo que te hizo.
El ambiente se tornó un poco más serio. Becky dejó sus cubiertos y suspiró.
—Gracias por eso —admitió con sinceridad—. Pero la próxima vez, avísame antes de hacer una escena en la cafetería.
Freen asintió, aunque su sonrisa no desapareció.
—Lo pensaré.
Un silencio cómodo se instaló entre ellas mientras terminaban de comer.
Después de un rato, Becky se inclinó sobre el escritorio y la miró con curiosidad.
—¿Por qué aceptaste la mitad de la empresa cuando nos divorciamos? Verdaderamente.
Freen la miró con calma.
—Porque así iba a tener una excusa para volver a ti.
Becky bajó la mirada.
—Pudiste haberlo hecho igualmente .
Freen suspiró, apoyándose contra el respaldo de la silla.
—Nunca quise tu dinero, Becky. Pero he de aceptar que iba era lo único que podía darme un motivo para volver sin que me mandaras a la pm.
Becky tragó saliva, sintiendo un nudo en el pecho, pero aun así, soltó una pequeña risa divertida.
—No pensé que volveríamos a sentarnos aquí así… juntas.
Freen sonrió con suavidad.
—Pues aquí estamos.
Becky la observó por un momento, su expresión suavizándose.
—Sí, aquí estamos.
Y por primera vez en mucho tiempo, sintió que realmente lo decía en serio.
Becky aún estaba procesando la conversación cuando Freen dejó escapar un suspiro y apoyó los codos en el escritorio.
—Hay algo que no te he dicho.
Becky frunció el ceño, notando la repentina seriedad en su tono.
—¿Qué cosa?
Freen hizo girar el tenedor entre sus dedos antes de alzar la mirada hacia Becky, con una sonrisa traviesa.
—Mi abuela nunca supo que nos divorciamos.
Becky parpadeó, sin estar segura de haber escuchado bien.
—¿Cómo dices?
—Lo que oíste. En todo este tiempo, mi abuela cree que seguimos casadas.
Becky se inclinó un poco hacia adelante, entrecerrando los ojos.
—¿Cómo lograste que no se diera cuenta?
Freen se encogió de hombros con aire despreocupado.
—Tengo mis mañas.
—¿Mañas? —Becky repitió la palabra con incredulidad—. Freen, ¿qué demonios hiciste?
Freen sonrió con suficiencia, pero no respondió de inmediato, disfrutando ver a Becky tan intrigada.
Becky, en un impulso infantil, tomó un poco del postre con la yema de sus dedos y lo embarró en la mejilla de Freen.
—¡Oye! —Freen se quejó, llevándose una mano al rostro.
Becky sonrió con diversión.
—Eso te pasa por hacerme enojar.
Freen entrecerró los ojos con una sonrisa juguetona.
—Ah, ¿así vamos a jugar?
Antes de que Becky pudiera reaccionar, Freen tomó un poco del postre con su propia mano y se lo untó en la punta de la nariz.
—¡Freen! —Becky exclamó, llevándose las manos a la cara.
Las dos se miraron por unos segundos y, de repente, estallaron en carcajadas.
—Eres una niña —dijo Becky entre risas.
—Y tú también —respondió Freen, burlona.
La tensión que había entre ellas desde la mañana se disipó por completo. Se miraron con complicidad, como en los viejos tiempos.
—Ahora en serio —dijo Becky después de un rato, limpiándose la cara—, ¿qué hiciste para que tu abuela no se enterara?
Freen la miró con una sonrisa traviesa.
—Si te lo dijera, ¿dónde estaría la diversión?
Becky rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.
Por primera vez en mucho tiempo, se sentían en paz.
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Distinto El Color, La Misma Faz
FanfictionA pesar de su indiferencia, Becky intenta conquistarla, pero las barreras que Freen ha levantado parecen imposibles de derribar. Resignada a un matrimonio sin amor, Becky decide dar un paso atrás... hasta que una noche, en un bar, ve una oportunidad...