Apocalipsis

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El parásito nocturno insidioso resultó;
acechando en mis recuerdos está el ángel infernal.
Una flor muerta en la cara me soltó,
revelando con descaro su intención fatal.

Aplaudido y repudiado, su pagano sacramento;
resignado y taciturno, lo recibí a su lado.
Aceptando ser herido con mis armas me lamento,
pues lo justo ya dejó de ser sagrado.

Inhalable por el aire, la traición era inminente;
le besé las manos, expectante a la clemencia.
Esperando lastimarlo me quedé solemnemente,
Sin poder procesar el valor de la sentencia.

El ángel ya saciado abrió sus alas y voló,
rasgando con ellas un ingenuo juramento;
tan letal como navaja y sin vergüenza me asoló,
dejándome atrapado en el tormento.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Juventud, no sé qué pensar de ti.  (Poesía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora