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En una noche de tormenta,todo esta en silencio a mi alrededor,se escucha la lluvia caer, los truenos. La luz de los relámpagos ilumina la habitación cuándo entran por mi ventana entre abierta.

En mi cabeza no hay ningún orden, ningún control, rondan cosas de un lado a otro como un torbellino de palabras que lastiman, en las que no puedo dejar de pensar.

Oigo una y otra vez los gritos, aparecen en mi mente al cerrar los ojos. No me deja pensar en otra cosa y haciéndome llorar hasta dormirme en lo mas profundo de la oscuridad.

A la mañana me siento mejor, todo lo que me ocurriera se esfumo al aparecer la claridad del día, me encantaba esa sensación de no recordar nada de lo que había pasado, ni encontrarme con esa sensación de terror que me envuelve cada anochecer, que me aterran y me quitan el sueño.

Al estar cerca del colegio todo eso comenzaba de nuevo. La rigidez, el miedo, y la angustia se apodera de mi de nuevo, pero respiró hondo y continuó caminando hacia un lugar en el que no quiero entrar. Hacia un centro donde no hay discriminación de puertas para afuera, pero en el que no soy aceptada, un sitio donde me siento fuera de lugar entre burlas, críticas y insultos.

Los profesores son conscientes de lo que pasa, pero ninguno hace nada, prefieren reir las gracias y seguirle el juego, en vez de defender al indefenso prefieren unirse al grupo más grande,se unen al bando maltratador, volviéndose cómplices del maltrato que ejercen sobre algunos de nosotros, acaban aislandonos en clases diciéndonos que somos "especiales" y no podemos estudiar como el resto.

Los maltratos cada vez son peores por parte de los profesores, que insultan y te apartan de sus clases.

Detras de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora