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Caminaron durante horas, para cuando hicieron el primer descanso del día el sol había cruzado la mitad del firmamento. Un dolor agudo le ascendía por los brazos, sus muñecas, magulladas por las cuerdas, se hallaban en carne viva; el material rústico del cual estaban hechas aun conservaba algunas espinas de las plantas de las que, seguramente, estaban formadas. La constante tensión de la fibra le talaba con cada movimiento y en cuestión de unas horas le había producido aquellas heridas. Tuvo cuidado de no quejarse ni por un instante para no llamar la atención de sus captores pero al descansar esto fue imposible. Uno de ellos le extendió un cuenco con bayas y un guiso que tenía un olor fino y dulzón el cual le habría el apetito. Con sumo cuidado tomó las bayas y se las llevó a la boca, al sentir su sabor las devoró en poco tiempo, el guiso estaba un poco caliente pero también lo engulló con rapidez. Luego se acercó nuevamente a él y le vertió un poco de agua caliente sobre las heridas, no pudo contenerlo más y soltó un quejido de dolor que acalló todo el campo de descanso. Varios de ellos se rieron al escucharlo, otros parecían animar al primero a verterle más agua sobre las heridas. Sin embargo, no lo hizo. Le aflojó un poco las cuerdas para que no le tallaran al caminar. El silencio volvió a apoderarse de aquel lugar tras este gesto. Un fuerte rugido atravesó el campo y alguien se abalanzó contra su benefactor. La pelea inició pero alcanzó su cenit prontamente cuando el líder de ellos rugió aún más fuerte en el campo de batalla. La mirada desafiante del atacante observó a los dos y tras un soplido se alejó de la escena.

La espesa vegetación se fue disipando conforme el camino avanzaba, en su lugar la población de coníferas fue aumentando, el olor del musgo se tomaba el ambiente de aquel lugar dejando a un lado el olor de barro fresco y humedad que expelía la selva. Para el anochecer se encontraban caminando en un bosque denso. El cielo casi no se podía divisar por la copa de los árboles, sin embargo, la luz de las estrellas se colaba por entre las hojas.

Al caer la noche montaron de nuevo un campamento para descansar. Lo llevaron hasta el centro y ahí lo amarraron por la cintura al árbol más grueso que hallaron. Comió un pedazo de pez salmón con una pieza de masa recién horneada, indudablemente aquel animal sabía mejor pasado por el fuego que crudo como le había tocado comerlo. Su benefactor se acercó nuevamente hasta él y quitándole las cuerdas le untó una pasta verde sobre las heridas. Al principio aquella sustancia le causó escozor y dolor pero luego de unos instantes le sobrevino un alivio sobrecogedor que le hizo descansar.

­–Gracias. –Dijo a aquel que le seguía curando sus heridas.

–Guntush Tu para tucparu, ishmedir togdondole. –Respondió.

–Debo sanar la tierra, aún en la carne de mis enemigos –Dijo una voz por detrás de ellos. –. Es lo que significan sus palabras en tu idioma, mediterráneo. –Dijo el líder de la tribu. – Aquí los llamamos: Rafashdle: el que cura. Ustedes les llaman: médico, curandero pero no es lo mismo.

–Gracias. –Repitió.

–No tienes nada que agradecer, no eres un invitado en nuestra mesa, eres un rehén. Un prisionero. Nuestras costumbres son distintas a las de ustedes pero no por eso te sientas acogido, muchos de mis hombres desean verte muerto pero no dejaré que te toquen. Aun no. En su momento, te daremos la oportunidad que devuelvas con bien los servicios que te hemos brindado. Si eres inteligente lo aceptarás. Sino morirás por tu raza. Espero sepas escoger, mediterráneo.

–Entendido. –Guardó silencio.

–No intentes escapar, mediterráneo. No les des razones para volarte la cabeza. –Dijo antes de irse de aquel lugar.

El Rafashdle terminó de hacer sus curaciones y se fue sin mencionar ninguna palabra. El campamento fue quedando en silencio conforme los hombres se iban quedando dormidos. El chisporrotear del fuego era lo único que se percibía. Se acomodó en el árbol y lentamente se fue quedando dormido, la llama de la fogata se iba apagando con la misma rapidez que su conciencia. Esa noche soñó que caía en un agujero infinito y que la brisa de la caída le golpeaba fuertemente en la cara.

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2015 ⏰

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