PRÓLOGO

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Acelgas.

A lo que voy es ¿cómo se empieza un prólogo? Ni siquiera estamos hablando de cómo empezar un primer capítulo, cómo dar arranque a un principio. No, qué va, la cosa va más allá: cómo empezar un prólogo equivale a cómo dar arranque a lo previo a un principio. Lo anterior al principio. El principio absoluto. El megaprincipio.

De lo que no cabe duda es de que hay miles de formas de empezar con algo así. Realmente, no es de mayor importancia. Se supone que, sea cual sea la palabra con la que comienze la historia, el final no debería variar.

Vale, ¿Y si no hubieran sido acelgas? ¿Y si se hubiera tratado, por ejemplo, de lechugas? ¿Variaría entonces la historia a medida que transcurriesen los acontecimientos? Y, ya que estamos, ¿Por qué empezar siempre con verduras? ¿Qué tienen estas que no tenga un cubo de rubik? Aparte, claro está, de comestibilidad.

En realidad, no es un mal comienzo. De hecho, el comienzo es importante, pero lo único que verdaderamente importa es el final, ¿no?

¿O no?

Quizás a lo que se le suela dar más importancia sea al núcleo de cada historia; ya sabes, esa larguísima parte que precede al principio y te mantiene en vilo hasta que da paso al final. En realidad, si el principio pudiera atribuirse al pasado, y el final al futuro, ¿no sería entonces esa gran parte, de alguna forma, el presente?

Por lo que he aprendido en lo que llevo de vida, la gente a la que más preocupa el futuro es, aunque no lo parezca, la gente más insegura. De hecho, las personas más organizadas a simple vista pueden ser, de cerca, un completo desastre. ¿Por qué planear cada segundo de tu futuro si no es porque no disfrutas de tu presente? Y ¿por qué actuar en función de los acontecimientos en los que pueda desembocar tu actuación? Si, en realidad, lo único que es seguro en esta vida, es que llegará el día en el que, lo que era tu futuro, se convertirá en tu presente. Y ¿qué ocurrirá entonces? ¿Qué harás cuando te des cuenta de que siempre quedará algo pendiente?

Puede, tras haber analizado las posibilidades, que dejarse llevar sea la mejor idea para subsistir.

¿Por qué no viajar con el viento?

El cielo puede esperarWhere stories live. Discover now