A KASSANDRA LE GUSTA LA HISTORIA DE CENICIENTA

139 7 0
                                    

l.joe se encontraba sentado en el sillón con un libro enzima de su regazo. L.joe le leía a nuestro bebe cada noche un cuento nuevo o cualquier libro que encontraba ya sea de química de moda, de matemáticas, lo cual me parecía muy raro pero él dice que si lo sigue haciendo nuestro bebe nacerá siendo un genio y pues yo no le puedo llevar la contraria.

Me acerque a él con un platón de frutos rojos para él, la nutrióloga nos dio una dieta específica para el cuidado de ambos así que no nos podíamos salir del reglamento, a excepción de los antojos.

Deje el platón encima de la mesita de centro, me senté a un lado de l.joe, el solo sonrió como de costumbre.

-¿hoy de quien es el cuento?

- de cenicienta.

-¿otra vez?

-si, a la pequeña kassandra le gusta ese cuento.

- ¿y tú como lo sabes?

-haaaaa pues ella se mueve mucho cuando se lo leo

-¿enserio?

-si siente.-ljoe coloco mi mano en su vientre a pesar de tener ya 8 meses de embarazo aún seguía muy pequeño su estómago según sungjong estaban en perfectas condiciones y que no era necesario que creciera tanto su vientre porque cada cuerpo era diferente.

De pronto l.joe empezó a leer....

-El rey, muy contento, iba a dar una gran fiesta a la que iba a invitar a todas las jóvenes del reino, con la esperanza de que el príncipe encontrara en una de ellas, la esposa que deseaba.

En la casa de Cenicienta, sus hermanastras empezaban a prepararse para la gran fiesta. Y decían a Cenicienta:

- Tú, no irás. Te quedarás limpiando la casa y preparando la cena para cuando volvamos.

El día del baile había llegado. Cenicienta vio partir a sus hermanastras al Palacio Real y se puso a llorar porque se sentía muy triste y sola. Pero, de pronto, se le apareció un Hada que le dijo:

- Querida niña, sécate tus lágrimas porque tú también irás al baile.

Y le dijo Cenicienta:

- Pero, ¿cómo?, si no tengo vestido ni zapatos, ni carruaje para llevarme?

Y el hada, con su varita mágica, transformó una calabaza en carruaje, unos ratoncillos en preciosos caballos, y a Cenicienta en una maravillosa joven que más se parecía a una princesa.

Y le avisó:

- Tú irás al baile, pero con una condición: cuando el reloj del Palacio dé las doce campanadas, tendrás que volver enseguida porque el hechizo se acabará.

Hermosa y feliz, Cenicienta llegó al Palacio. Y cuando entró al salón de baile, todos se pararon para mirarla. El príncipe se quedó enamorado de su belleza y bailó con ella toda la noche.

Pero, al cabo de algunas horas, el reloj del Palacio empezó a sonar y Cenicienta se despidió del príncipe, cruzó el salón, bajó la escalinata y entró en el carruaje en dirección a su casa.

Con las prisas, ella perdió uno de sus zapatos de cristal que el príncipe recogió sin entender nada.

Al día siguiente, el príncipe ordenó a los guardias que encontraran a la señorita que pudiera calzar el zapato. Los guardias recorrieron todo el reino.

Todas las doncellas se probaron el zapato pero a nadie le sirvió. Al fin llegaron a la casa de Cenicienta. Y cuando ésta se lo puso todos vieron que le estaba perfecto.

tu embarazo, mis recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora