Mi único ángulo de vista.

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Es un día gris, uno más para la colección de todos los que ya han sido denominados así. Siento que quizá sea el momento de mirar hacia mi interior y comprobar que todo va igual que siempre, aunque al fin y al cabo no deje de ser algo desastroso pero, es a lo que tan bien acostumbrada estoy y por lo cuál no siento preocupación, aunque el resto intente convencerme de que debería sentirla.
Pero, ¿preocuparme por mi desastre? ¿Por qué? O, simplemente, ¿para qué? No creo que deba hacerlo de algo con lo que tantos meses he vivido, no debo ya que he aprendido a vivir con todas mis partes rotas por muy fácil que a veces resulte ser juntarlas y que por no cambiar mi forma de ver la vida no lo he hecho.
Dicen que la vida vuela y que hay que virla al máximo -chorradas-, o al menos intentarlo, pero no quedarse en el intento... Y yo... daría una explicación de por qué ni siquiera me aferro al intento pero, sería perder el tiempo en absurdas explicaciones, y que a veces, ni yo soy capaz de comprender(me). Y si yo en algunas ocasiones no soy capaz de ello, menos deberá de hacerlo el resto de gente que no deja de decir para lo que está la vida y comentar sobre la mía. Quizá lo hagan porque la suya es demasiado aburrida o quizá quepa la posibilidad de porque viven de escándalo todos los días.
Apoyando mi mano en el poyete de la ventana, voy aumentando la pequeña posibilidad que creí que había en cuanto a la vida de la gente.
Parecen divertirse aún siendo tan temprano. Tal vez quieran aprovechar el día o es al menos lo que me hacen creer.
— Sé que interrumpo tus pensamientos -se escucha decir desde la puerta que da paso a mi leonera- pero escuché cómo subías la persiana y sentí la necesidad de venir a recordarte que hoy va a ser un buen día, siempre que pongas de tu parte.
Me giro a mirarle, e intento dedicarle una sonrisa pero sólo lo consigo haciéndolo forzadamente.
— Para creer que tales palabras se vuelven ciertas necesito poner mucho de mi parte y es algo que me cansa hacer.
— Alice, siempre estás a tiempo de reconstruirte y confiar más en ti.
— Confío en mí, pero no en el resto. Nunca sé si me fallarán y prefiero no darles el placer de destruirme más.
— Cambiarías tu forma de ver las cosas si tienes a alguien a quién puedas confiarle todo.
— He visto y sigo viendo mi vida desde el mismo ángulo y con suerte puedo decir que no me canso de hacerlo, o eso creo.
Sonríe levemente intentando asimilar que esas palabras no harán que dé mi brazo a torcer.
En apenas segundos desaparece.
Lo último que le contesté a mi madre creo que serán palabras que constantemente se repetirán en mi cabeza.
Dirijo mi mirada al suelo, clavándola ahí.
¿Por qué tengo que cambiar mi forma de ver las cosas? Estoy acostumbrada a sacarle todo lo malo a todo lo bueno. Sé que como nada me llena, nada me hace sentir vacía.
Lo intercambio todo para así sentir que hay un mínimo tanto por ciento que me hace creer que la vida en ocasiones merece la pena porque sé que si no pensara de esa forma, sentiría que me ahogo entre miles de personas aunque éstas no se diesen cuenta de mi respectiva presencia y de mi forma de decirle adiós al mundo pero quedándome a formar parte de él.

Tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora