CAPÍTULO 3

186 5 0
                                    

Lo despertó el timbre del teléfono y al levantar la cabeza de la mesa ,el cuello le envió una punzada de dolor al celebro. La brusquedad del despertar fue paralela a ese dolor.
-¡AY , AY! -Se quejó tratando de de flexionar el cuello para liberarse del anquilosamiento.
Casi no lo logró ,así que se levantó y fue hacia el teléfono,moviéndose lo mismo que un muñeco articulado que iniciase su andadura. No sólo era el cuello ,a causa de haberse quedado dormido sobre la mesa, sino los músculos ,agarrotados,y la sensación de mareo producto del súbdito despertar, unido a la larga nochede estudio a base de cafés y colas.

En quien primero pensó fue en Lucía, Sandra, Alex y Andrés.
Sus padres no podían ser.Nunca llamaban, y mucho menos a una hora como aquella.¿Para qué? Así que solo podían ser ellos.
Los muy...

Levantó el auricular,pero antes de poder decir nada escuchó el zumbido de la línea cortarse.
Encima.
Volvió a dejar el teléfono sobre la mesa y bufó de cansancio.Esperó un par de segundos, luego desperezó. Tenía la boca pastosa, los ojos espesos y la lengua pegada al paladar.
Debía haberse quedado dormido aproximadamente hacía tres horas. Las luces del amanecer asomaban ya al otroblado de la ventana.
Miró los libros.
Él estudiando y los otros en marcha. Genial.
Claro que a Andrés le inportaban un pito los estudios ,y Alex ya le había dejado de dar al callo. Pero en cambio ,Lucía y Sandra...
El teléfono no volvía a sonar, así que se apartó de él y se fue al cuarto de baño, para lavarse la cara. Todavía tenía todo el sábado y todo el domingo antes del dichoso examen del lunes.
Sus padres habían hecho bien yéndose de fin de semana. Y él había hecho bien negándose a escuchar los cantos de sirenas de los otros para que al menos salier el viernes por la noche.

A pesar de lo mucho que deseaba estar con Lucía.

La llamada se repitió cuando se echaba agua a la cara por segunda vez. ¿Por qué sus padres no compreban un maldito inalámbrico? Cogió la toalla y se secó mientras se dirigía hacia el teléfono.
En esta ocasión se dejó caer en una butaca antes de levantar el auricular .Sí, tenían que ser ellos. ¿Quién si no?

—Sección de Voluntarios Estudiosos u Futuros Empresarios— anunció —¿Qué clase de zángano de parásito nocturno osa?
Nadie le rió la broma al otro lado.
—Eloy—escuchó la voz de Andrés .
Una voz nada alegre.
—¿Qué pasa? —frunció el ceño instintivamente.
—Oye ,antes de que esto pueda cortarse de nuevo... Estamos en... bueno... Es que
—¡Díselo!—Escuchó claramente la voz de Sandra por el hilo telefónico .
—Andrés,¿qué ha ocurrido?—Gritó alarmado Eloy.
—Luci se tomó la pastilla, y le ha sentado mal.
—¿Una...?—se despejó de golpe—.¡Mierda! ¿Qué clase de pastilla?
La pausa fue muy breve.
—Éxtasis.
¿Lucía? ¿Un éxtasis? Aquello no tenía sentido. Estaba en medio de una pastilla.
—¿Qué le ha pasado? ¿Dónde estáis?
—En el clínico. La hemos traído porque ...bueno, no sabemos qué le ha pasado, pero se ha puesto muy mal de pronto y...
—Deberías venir, Eloy—escuchó la voz de la mejor amiga de Lucía por el auricular.
—Los médicos están con ella—continuó Andrés—.Pensamos qie deberías saberlo y estar aquí.
Se puso de pie.
—Salgo ahora mismo —fue lo último antes de colgar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 10, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Campos de fresasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora