Parte 3 ... el reencuentro del verdadero amor

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Los de tercera clase viajaban en los camarotes de la tercera planta y no tenían derecho casi ni a salir a cubierta, solo en las horas prefijadas para ello. Y se preguntarán, si Jack viajaba en tercera clase y Rose en primera... ¿cómo llegan a conocerse?. Pues, casi cómo en todas las historias de amor, el rechazo a la obligación del casamiento con aquel no deseado refuerza el encuentro amoroso real, que se asume como algo necesario para huir de la injusticia, además hay que añadir el efecto de lo prohibido.

Rose, obligada a casarse con un rico con fortuna pero sin título, en cuanto atraquen en Nueva York y Jack un joven artista trotamundos que tiene por hogar el mundo entero se convierten sin remedio en dos bellas almas condenadas a enamorarse. Rose discute con su madre durante la cena y huye hacia la cubierta, la situación que le espera cuando lleguen a puerto la ahoga hasta la extenuación, recorre toda la cubierta corriendo y llega exhausta a la proa y salta por encima de mascarón en un intento de acabar con su vida.

Pero, ahí estaba Jack para salvarla, tumbado en un banco prohibido para los de su clase, la oscuridad de la noche le protegía y le trajo al amor de su vida. Al verla pasar corriendo a la bella dama de primera clase, le sigue con la mirada y rápidamente al verla saltar por la baranda se acerca para salvarla desde el otro lado.

La misma escena se sucederá la final de la tragedia en el hundimiento. Cada uno de ellos queda separados por la baranda, en ambos casos para salvar la vida, en su primer encuentro, la de Rose, al final la de los dos. La proa será también protagonista del primer beso y de la escena quizás más bella de la historia del cine, comparable tan solo con el beso de lo que el viento se llevó, a mi modesto entender.

Pero, su amor es tan auténtico y real porque desde la primera mirada solo piensan en compartir la vida juntos. Rose renunciará a su vida ya planeada, de fiestas, de lujo, de aparentar, de hipocresía... para compartir una vida de aventura junto a Jack. Y así convierten su tiempo de travesía, que será tan corto... pero que ellos vivirán como si de una vida entera se tratara. Es algo impensable que una chica de primera clase comprometida a una vida de lujo se enamore de uno de tercera, pero el amor es lo que tiene.

De hecho Jack se convierte no solo en su enamorado sino en su salvador hasta el final. La primera es Rose que no se sube al bote salvavidas preparado para ella y los de su clase, junto a su madre y su prometido. Se va a buscar a Jack, que se encuentra tres plantas más abajo detenido y atado con unas esposas a una tubería. Había sido acusado de robo y apresado. Todo un plan urdido por el prometido de Rose que ardía en celos de ver que un indeseable sin oficio ni beneficio le había robado a su futura esposa, pero sobre todo el título mobiliario que el matrimonio le iba a proporcionar.

Rose consigue liberar a su amado y suben a cubierta sin conseguir bote, ya han sido partido todos. Allí estaban los dos con su amor por bandera y luchando por sobrevivir de un lado a otro de la cubierta que llegó a ponerse vertical. Pero, solo Rose lo consigue, se sube a una tabla, en la que no cabrá Jack, y allí se dan su útlimo beso de amor, el frío y la hipotermia termina con la vida de Jack. Pero, su historia de amor quedará siempre plasmada en el atrevido dibujo que realiza Jack para Rose posando en su habitación desnuda. Y gracia a Rose que nos trajo su historia de amor se inundan nuestros corazones cada vez que escuchamos su emocionante historia de amo



  

El titanic, la historia que nunca se hundioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora