-¡Lolaaaaaaaaa, baja a cenar! -dice mi madre gritando.
-¡Voy! -digo a secas. Bajo las escaleras pesadamente y comienzo a hacer discursos mentales sobre cómo decirle a mis padres el tema del concierto. Una vez sentada en la mesa, mi padre toma asiento y mi madre empieza a servirnos las patatas cocidas; esto es realmente irritante, están muy silenciosos y necesito decirles lo del concierto. Finalmente, después de unos diez minutos sin habla alguna, digo:
-Esto... Papá, mamá tengo que deciros una cosa.
-Cuéntanos hija -dice mi padre impacientemente.
-Carlos me ha regalado una entrada para el concierto de David Guetta, irán Carlos y Laura... -digo rápidamente -Es dentro de dos semanas... ¿Puedo ir?
-Bueno por ahora vas bien con las notas, y no te has metido en problemas así que podrías ir... -dice mi padre mirando a mi madre.
-¡bien! Gracias papá, te quiero.
-Espera, espera -dice mi padre con seriedad -con varias condiciones; la primera que después del concierto vuelvas directamente a casa y la segunda que no tomes drogas, o fumes o bebas. ¿Entendido?
-¡Sí! -digo entusiasmada -Gracias papá, buenas noches, ¡Os quiero! -y finalmente salí de la cocina y comencé a subir escaleras. Cuando llegué a mi cuarto cerré la puerta; en cierto modo me preocupa que mis padres hayan accedido tan fácilmente, es decir, como si me quisieran recompensar por algo. Sólo me han dado dos condiciones con las que no tengo ningún problema, o sea yo no tomo ni drogas ni fumo porque básicamente lo odio; y como mucho me puedo beber un mojito en toda la noche. En cuánto a lo de ir a alguna parte después del concierto, no saben a qué hora acaba así que no me pillarán si voy a algún sitio.
Miro el correo por último y me acuesto. Mañana es domingo, odio los domingos, para mi la palabra domingo significa depresión; no sé el por qué pero simplemente los odio. Lo bueno es que mañana he quedado con Laura para ir al lago. Supongo que no será tan deprimente al fin y al cabo.