Capítulo 3

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La barrera saltó por los aires con un sonido de cristal roto, pequeños trocitos brillantes se esparcieron por el suelo y se consumieron hasta desaparecer.

- Vamos.

Sin mirar atrás Saish salió corriendo de la habitación. Klaus sonrió y la siguió a velocidad humana, pues la chica no podría alcanzarle.

Dos a la derecha, uno a la izquierda.

Saish no titubeaba, se sabía de memoria el castillo.

Uno a la derecha, otro a la izquierda.

Los muros de piedra se cernían sobre ellos, la oscuridad los protegía.

Un pasillo largo, otro a la derecha.

Y frenó en seco.

- ¿Qué pasa? - se impacientó el vampiro.

- Espera aquí un momento - respondió ella y retrocedió un par de puertas.

La que ella buscaba tenía contraseña, y Saish la conocía. Entró sin problemas desapareciendo de la vista de Klaus, quien ya se estaba imaginando una trampa.

Bufó impaciente y tensó sus músculos a la espera de un ataque. Su oído vampírico estaba atento a la batalla que se libraba fuera de la fortaleza, y se sobresaltó cuando el sonido cesó de golpe.

El asalto había concluido. Los vítores de las brujas confirmaban el resultado, pronto regresarían y se echarían sobre ellos. Klaus giró, dispuesto a huir, cuando Saish salió de la extraña habitación y siguió corriendo dejando atrás al vampiro estupefacto.

Ya que su única opción era seguirla, eso fue lo que hizo.

Subieron escaleras, atravesaron corredores, vieron pasar puertas, cuadros y candelabros que flotaban sobre sus cabezas. Hasta que se toparon con un pasillo sin salida. Saish siguió avanzando con decisión hacia la pared y apoyo las palmas sobre la roca. Ésta se iluminó al contacto y se movió silenciosamente hacia un lado revelando unas escaleras que bajaban en la oscuridad.

Klaus miraba la escena con una ceja levantada, a lo que Saish sonrió orgullosamente y respondió a su pregunta no formulada.

- Todo esto lo construí yo hace tiempo, llevo años preparando mi escapada. Sólo me faltabas tú, pero eso te lo explico abajo, vamos, no tenemos tiempo.

Y sin decir más bajo por la escalera.

Continuaron bajando durante unos minutos. Saish encendió una antorcha para iluminar el camino, aunque los ojos del vampiro no la necesitaban.

De repente Saish paró en seco y Klaus pudo entender su plan. Ante ellos había una pequeña reja y un reguero de agua sucia se deslizaba por debajo.

- ¿Un desagüe? ¿Ese era tu gran plan? - se burló el vampiro.

- ¿Tienes alguno mejor? Estoy abierta a sugerencias - El vampiro permaneció en silencio. Tenía un plan, pero matar a una comunidad entera de brujas no era realmente muy sensato - Eso pensaba. Ahora, la razón por la que te rescaté de esa celda en lugar de dejarte para que te pudrieras es simple. Necesito que arranques la reja.

Klaus levantó una ceja, confundido.

- ¿Y no podías simplemente volarla por los aires con algún hechizo?

- No soy una bruja normal Klaus, hay pocas cosas que puedo hacer con mi magia, probablemente sea algún defecto genético - se encogió de hombros.

Klaus asintió dejándolo pasar de momento pero intrigado con su condición, nunca había oído nada parecido. Se acercó al desagüe y arrancó los barrotes con un crujido espantoso.

- Las damas primero - señaló hacia el pasadizo.

- Mal lugar para ser un caballero, Mikaelson.

Saish se tapó la nariz ante el hedor de la cloaca y se agachó para cruzar por el agujero. Klaus la siguió de cerca.

Aparecieron del otro lado del muro, con las zapatillas mojadas y el apestoso olor en la garganta. Una extensa llanura los separaba del bosque, para escapar del todo tendrían que atravesarla sin ser vistos. A estas alturas ya se habrían dado cuenta de su ausencia y estarían buscándoles y vigilando todas las salidas.

- Bueno, nunca había salido de la fortaleza así que... Hasta aquí llega mi plan.

Klaus sonrió.

- No te preocupes amor, tengo una idea.

Se inclinó rápidamente y levantó a Saish en brazos, ésta jadeó por la sorpresa y soltó un gritito ahogado cuando el vampiro echó a correr apretándola fuertemente contra su pecho.

Se movían tan rápido que las figuras a su alrededor se volvían borrosas. Alcanzaron la protección de los árboles pero Klaus no se detuvo, aunque redujo la velocidad. Atravesó la espesura como un rayo, deslizándose silenciosamente entre las ramas. Saish empezaba a marearse pero se negó a cerrar los ojos. A su alrededor las siluetas se veían difuminadas, como el reflejo del agua turbia o la pintura de un dibujo que se sale de las líneas.

En lugar de marearse cada vez más, extrañamente la vista de la chica se fue acostumbrando a la velocidad, hasta que fue capaz de ver perfectamente las figuras de los árboles pero a una velocidad de vértigo. Se aferró a la camiseta del vampiro asombrada por la sensación de adrenalina que retorcía sus entrañas y sonrió al viento, se sentía libre, en las nubes.

Y entonces se detuvieron.

Klaus la depositó cuidadosamente en el suelo y sonrió.

- ¡Podrías haberme avisado! - le reprendió Saish con el ceño fruncido. Por mucho que le hubiera gustado la experiencia, no le gustaba que la tomaran por sorpresa.

- Hubiera perdido la emoción - se encogió de hombros - bienvenida a mi casa.

Saish levantó la mirada para encontrarse con una enorme mansión delante suyo. Las paredes estaban desgastadas por los años, varios estilos arquitectónicos se sobreponían sobre ellas en perfecta sincronía y Saish se preguntaba cuantos siglos permanecía esta casa en pié.

- ¿Ésta es tu casa? - el asombro en su voz era notable incluso ignorando su boca abierta de par en par.

- Cuando tienes más de mil años el dinero deja de ser un problema. Ven conmigo.

Caminó a paso firme hasta la entrada y llamó al timbre. La puerta se abrió y una chica rubia se lanzó a los brazos de Klaus, haciéndole perder el equilibrio y tambalearse un momento.

- ¡Klaus! ¡Dios mío! ¿Dónde has estado? ¡Estábamos muy preocupados!

- Hola hermanita - ¿Hermana? Entonces ésta debía ser Rebeckah Mikaelson - Las brujas me retuvieron un tiempo pero Saish - la señaló - me ayudó a escapar.

Rebeckah observó a Saish con curiosidad y volvió a mirar a su hermano, sus brazos todavía rodeaban su cuello.

- ¿Las brujas? Pero ellas tienen la estaca ¡podrían haberte matado!

- Por lo visto eso no estaba en sus planes - se separó delicadamente de su hermana y la miró a los ojos - yo también me alegró de verte.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2015 ⏰

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