Almas Encontradas

INTRODUCCIÓN

Desperté sobresaltada en mitad de la noche. Otra vez había tenido la misma pesadilla. Me reincorporé a tientas, pues mi cuarto estaba sumido en la oscuridad más absoluta. Cuando me pasaba esto, era incapaz de volver a dormir. De pequeña, solía despertar a mi madre; llantos desconsolados y gritos agónicos irrumpían en la tranquilidad de la madrugada y ella siempre había estado ahí para acunarme entre sus brazos, susurrarme al oído todo lo que necesitaba escuchar y velar por mí hasta que cayera de nuevo en el sueño más profundo.

Pero ahora me encontraba sola, o bueno, con un padre alcohólico enganchado a la heroína, que viene a ser lo mismo. Al principio, cada vez que venía borracho en la madrugada me aterrorizaba de sobremanera, pero con el paso del tiempo, se hace algo habitual. Duerme hasta la media tarde. Luego se marcha, y hasta que vuelve sin llaves a casa no sé nada de él. Tras el accidente, perdió los estribos y se dejó llevar por los vicios; se olvidó de su familia, de su trabajo, de sus amigos... E incluso de él mismo.

Cuando ocurrió la tragedia, mis padres se separaron. Fue la gota que colmó el vaso. No supieron unirse ante la adversidad y acataron la opción más cobarde; arrasaron con lo poco que quedaba de nuestra familia y fueron egoístas, muy egoístas. Se llevaron a cabo un par de juicios y finalmente, el juez optó por dictaminar la custodia compartida. Claro que, en ese entonces, mi padre aún era un hombre justo, trabajador y honesto. De encontrase tal y como estaba ahora, no habría tenido nada que hacer.

Por su parte, mi madre, tras cumplir yo los quince años, cayó en una depresión de la que sigue sin poder recuperarse. No pudo ser más devastador ver de qué manera se apagaba día tras día, como perdía un kilo, y otro, y otro, hasta que tuvo que ser ingresada en un centro de rehabilitación. ¿Y yo? Acabé bajo la entera y total custodia de mi padre. Pasé a un segundo plano, por no decir a un tercero.

Al parecer, soy la más cuerda en toda esta historia, aunque pueda parecer de locos.