Me bajé del avión lentamente, acababa de levantarme y estaba algo mareada.
Caminé junto a mis padres hasta en aeropuerto, serían aproximadamente las siete de la noche, más o menos.
Ya mi emoción se había calmado, pero la verdad no se que haría si el chico de las notas dejaba el anonimato. Volver acá ya empezaba a aterrarme.
-¿Hija, estás bien? -me preguntó mi madre, y yo asentí levemente.
-Si, está perfecta. -comentó mi hermano sarcásticamente, y lo observé detenidamente, preguntándome si en algún momento dejaría de ser tan irritante.
Entramos al aeropuerto, y una canción conocida inundó mis oídos. ¿De donde había oído esa canción?
¡Oh, claro!, If you're James Dean, I'm Audrey Hepburn. ¿Cómo olvidarlo?, Esa canción la canté en el teatro de la escuela con mi guitarra. Amé ese día, me sentí única estando en ese escenario.
La verdad no sabía que colocaban ese tipo de canciones en los aeropuertos.
-Hija. -dijo mi padre, sacándome de mis pensamientos-. Baja las escaleras y espéranos en las sillas, iremos a buscar las maletas. -asentí.
Caminé hacía las escaleras eléctricas, y me monté en uno de sus escalones, descendiendo lentamente.
Pude notar como a lo lejos se veía un chico tocando una guitarra, cantando la misma canción que se escuchaba por todos lados.
Un poco curiosa me acerqué hacía el, y éste me miraba, sonriente.
Cantó un pedazo de la canción mientras sonreía, y luego bruscamente paró, y con su mano señaló el pasillo de la derecha.
¿Quería que fuera allí?
Por un segundó me valió todo y corrí hacía el otro pasillo, donde había otro chico con la guitarra tocando otro pedazo de la canción que se dejó de escuchar.
Todo esto me estaba ilusionando.
Lo observaba cantando y tocando la canción con su guitarra, he hizo lo mismo que el anterior chico. Apuntar con su dedo a otro pasillo.
Con toda la confianza del mundo caminé rápidamente hacía el otro pasillo, donde estaba esta vez una chica cantando.
La canción acabó.
Ella miró atrás de mí, y señaló con su dedo el lugar a donde se supone que debía ir.
Me aterré.
Quería salir corriendo.
-Hey, roja. ¿Bonita canción, no es así?
Esa voz se me hizo familiar.
La voz de aquel chico dulce y risueño que se reía por todo.
La voz de aquel chico que con sus ojos azul cielo observaba cada detalle de mi rostro pecoso.
La voz de aquel chico que alguna vez se llamó... Connor.
Y sin más, volteé.
Y todo se volvió perfecto.
-Te escuché cantándola, parecía que te gustaba. -él seguía hablando, y yo aún permanecía atónita. - Posdata: ¿Podrías hacer una señal de vida, por favor?
Sonreí ante lo que dijo.
Cayeron muchas lágrimas de mis ojos.
Y extendió sus brazos.
Corrí hacía el, y lo abracé fuertemente, como si desease que no se acabara nunca.
Y esto no se acabaría, estaba segura.
Luego de un rato nos separamos, y el estaba llorando al igual que yo.
-Posdata dos: Te amo. -y le robé un beso.
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Hey, roja.
Short Story❝Hey, roja; estoy enamorado de ti.❞ Él le manda notas. Ella las recibe. Él se expresaba mediante sus letras y ella nunca pensó enamorarse de esa manera.