La voz

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-Un delfín - Esas fueron las primeras palabras que escuché de aquella chica.

-¿Eh?- Dije tratando de recordar su nombre.

-Haz un delfín- Repitió mirándome fijamente con sus ojos marrones.

-No entiendo ¿Cómo que un delfín?- Aaah ... no me acordaba. Hacía solo un mes que había entrado a este colegio, era normal no acordarse de todos.

-La otra vez te vi grafitteando a una cuadra de las vías, puedo pagártelo- . En ese momento pensé en lo genial que sería poder ganar plata por ese hobbie que tanto me gustaba, pero no... no podía cobrárselo porque... ¿Cuál es el valor del arte?

-Lo voy a pensar, mañana te digo... emm-

-Emily, ¿Tú eres Tomás no?-

-S... sí- ¿Cómo podía acordarse de mi nombre si era la primera vez que hablábamos?, me pregunté mientras la veía alejarse directo hacia su grupito de amigas, ya saben, ese grupo de chicas que habla tan rápido que no se entiende nada. Entró el profesor de matemática, un calvo, bajo, con ropa bien planchada... obviamente casado.

Una vez acabada la clase, fui a comer al Mc Donald's con Juan y Erick. Juan es de esos que cuando no lo conoces crees que es callado, pero cuando entras en confianza te das cuenta que es todo lo contrario. Es más alto que yo, tiene el pelo corto y negro, nunca lo vas a ver sin algo que sea de Gryffindor. Erick es más de jugar vídeo juegos todo el día y dormir, ahora estará en un complejo con dos chicas sin poder decidir con cual quedarse. Al igual que Juan, él es más alto que yo. No es que yo sea bajo, es que ellos son muy altos. Tiene el pelo todo enmarañado, negro y siempre lleva su pulsera azul. Por otro lado, yo me la paso todo el día dibujando, soy de estatura promedio como ya les dije, con pelo negro largo, casi como una melena, me dejé una pequeña barba como símbolo de mi madurez, generalmente llevo mis anillos de la suerte y no puedo sentirme tranquilo sin ellos.

A pesar de que estuve toda la tarde con mis amigos, no pude evitar pensar en Emily, pero... ¿Por qué pensaba en ella? ¡Ni la conocía!

-Chicos, me voy- Dije mientras me abrigaba con mi buzo gris oscuro.

-¿Ahora? Apenas son las seis ...-

-A diferencia de ustedes, yo sí tengo que estudiar para el examen de inglés de mañana- Mencioné con tono de burla.

-Jajajaja, ok. Nos vemos mañana- dijeron mientras chocábamos puños.

Después de haber estado toda la noche estudiando, al día siguiente no pude hacer ni la mitad del examen.



-¿Cómo te fue?- Preguntaron.

-Desaprobado- Mi cara era la de un chico que había perdido la esperanza.

-Hola. ¿Entonces?- Apareció Emily de la nada. O eso intento creer, ya que pude ver venir su pelo largo negro con el reflejo de mi cartuchera de metal.

-Sí-

-Gen...- No llegó a terminar cuando un chillido inmenso hizo que nos cubriéramos los oídos y apretáramos nuestros dientes. Duró alrededor de veinte segundos. Luego un silencio desconcertante y por fin una voz.

-HUMANOS, TAN DESPRECIABLES, TAN BÁSICOS... HOY VAN A MORIR- Se oía de un parlante que alguien había colocado por encima de la pizarra. Esa ronca voz, claramente distorsionada, hizo que se me erizaran los pelos de la nuca. Gastón, junto con los de su equipo de fútbol, empezó a forcejear las puertas al parecer trabadas. Algo me decía que no iban a poder abrirlas. Quien quiera que hubiese hecho esto lo había pensado bien. El parlante y las puertas bloqueadas para aislarnos del resto de la escuela, sabiendo que esta era el aula más alejada de todas, por lo tanto, nadie nos escucharía si gritábamos. El hecho de llevar a cabo su plan en una hora libre le favorecía. -Mierda ¿Qué está pasando?- Murmuré.

-PODRÍA MATARLOS AHORA PERO...SE ME OCURRE UNA MEJOR IDEA. ESTÁN RESPIRANDO UNA TOXINA SUMAMENTE LETAL- En ese momento el terror de todos fue reemplazado por risas y bromas.

-Escúchenlo, creo que esto es verdad- Gritó con cara de pocos amigos. Simón, un chico que suele ser víctima de bromas, por lo que se excluye de todos. Ja! ¡Qué loco! ¿Quién podría creerse eso?

-HE INTRODUCIDO UNA PÍLDORA DEBAJO DEL BANCO DE TODOS MENOS EN EL DE UNO, ELEGIDO AL AZAR. EL QUE NO LA TOME PARA LAS DOS Y MEDIA DE LA TARDE MORIRÁ DE UN ATAQUE AL CORAZÓN- Después de despegar un par de chicles del banco, la encontré. Tenía forma redonda, color amarillo, seguro era un dulce que estaban usando para esta mala broma. Santiago, al parecer, era el elegido para morir. No me importaba, ese gordo solo sabía golpear a los demás.

-¿Qué vas a hacer?- Le pregunté a Emily que estaba a mi lado.

-Tomémosla, a ver si Simón se calma un poco-

-Jaja, ok- La tomamos y nos quedamos hablando la media hora que faltaba para que fueran las dos y media. Juan y cinco más se hicieron los malos y no la tomaron.

Emily y yo teníamos algunas cosas en común. Me contó que tocaba la guitarra como yo y que tenía un cuaderno donde escribía cosas y dibujaba, pero cuando lo quise ver se negó. Intenté convencerla, pero se ve que cuando dice no es no.

-Chicos ya está por ser y media- Anunció Juan y nos quedamos mirando fijo el parlante para ver qué decía.

-ESTÁN MUERTOS- Fue lo único que se oyó, mientras que veía a Juan, a Santiago y a los otros chicos caer tumbados frente a mí. Nos empezamos a reír de lo bien ensayada que estaba la broma. Cuando nos percatamos de que no se levantaban, comenzamos a preocuparnos. Emily se acercó a tomarles el pulso y con solo una palabra desató el pánico en el aula –Murieron -

-¿QUÉ?- Grité mientras corría hacia Juan -¡No puede ser, no puede ser, no puede ser! ¡AAAAAAHH!- Me entregué al horror al igual que los demás que intentaban escapar. No me importaban las píldoras, la voz en el parlante ni nada de eso. El hecho de ver a mi amigo tirado en el piso, muerto, hizo que entrara en shock. Con todo el descontrol, Erick no encontró otra forma para hacerme reaccionar que de una trompada en la cara.

-LES ADVERTÍ QUE LA TOMARAN, LOS HUMANOS SON TAN IDIOTAS-

-¿Quién diablos eres? -¡Déjanos salir! -¡Tengo miedo!- Eran unas de las tantas cosas que le gritábamos al parlante.

-FELICIDADES A LOS QUE SOBREVIVIERON A LA PRIMERA PRUEBA- ¿Cómo? ¿La primera prueba? ¿Acaso esto volverá a repetirse?- Decía Emily mientras temblaba.

-LA PÍLDORA INHIBIRÁ TEMPORALMENTE EL EFECTO DE LA TOXINA PERO PARA EL PRÓXIMO LUNES, A ESTA MISMA HORA, LOS EFECTOS REAPARECERÁN. SOLO QUE ESTA VEZ SERÁN DOS LAS PERSONAS A LAS QUE LES FALTE LA PÍLDORA-. En medio del alboroto, conseguí ver a Simón muy tranquilo, es más, si no fuera por mis ojos llorosos podría jurar que lo vi con una leve sonrisa.

-POR ÚLTIMO, LES DIRÁN A TODOS QUE LOS QUE MURIERON SE FUERON EN UN VIAJE DEL COLEGIO Y QUE NO HAY FORMA DE COMUNICARSE CON ELLOS. SI ALGUIEN SE ENTERA DE QUE MURIERON, NO LES DARÉ LAS PÍLDORAS Y LA TOXINA LOS MATARÁ. SI ALGUIEN HABLA CON ALGÚN ADULTO SOBRE ESTO, ME ENCARGARÉ DE QUE MUERA. AHORA, SON LIBRES. PERO... ¿REALMENTE SON LIBRES?- Eso fue lo último que escuchamos del parlante antes de que se abrieran las puertas. Todos sentimos un gran alivio y un enorme terror a la vez. Lo único que pensábamos al salir del colegio era qué nos esperaría el próximo lunes.

                                                                              Continuará....

                                                               

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