Parte 2: Encuentro

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¿Es el ser humano tan débil o es que sencillamente nos creemos tan fuertes que debilitamos al de al lado? Pues hasta el diamante con su gran dureza puede cortar otro diamante. Somos seres creados con una gran complejidad, pero aun así somos tan simples. Las metas que nos proponemos nos alejan muchas veces de lo que deberíamos priorizar. ¿Es posible que recién me diera cuenta al ver el cuerpo tendido en esa habitación? Trabajo, negocios, política, dinero, fama, religiones, son algunas de las cosas que desenfocan al ser humano. Muchas veces por alcanzar estas cosas se sacrifica hasta al ser más querido o varias personas a las que jamás dirigiremos la palabra. Pero entonces recuerdo, aquella gente famosa y exitosa, que nunca buscaron llegar ahí por esas razones, sino por ayudar a los demás y a sus familias. Pero, ¿por qué en esta situación reflexiono sobre esto?, ¿Es que no tuve tiempo suficiente para ello?, ¿Años?, ¿Décadas? Simplemente al igual que la mayoría me desenfoqué de lo primordial. No hay que recordar mucho para darme cuenta que no asistí a la exposición artística de mi hija, que hace una semana en vez de prestar ayuda solo respondí con fiereza a aquel individuo en la calle. ¿Por qué pues me siento así? Aquella silueta me obliga a recordarlo.

Pensando en ello, siento abrir la puerta. Era ella, mi hija. Al ver la escena se espanta, y no la culpo. Se acerca y observa la silueta. Creo que la escena fue demasiado para ella, pues se dio media vuelta y huyó espantada buscando ayuda. No me notó.

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