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⋆𐚁 act i. SOLO HABLANDO
capítulo xxi !

❝Maldita sea, señora Collins.❞

📅 2006📍Quantico, Virginia

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📅 2006
📍Quantico, Virginia.

Lexie y Spencer eran dos genios. Lo decía su historial académico, lo susurraban los informes que firmaban cada semana, lo repetía Hotch cuando necesitaba que algo saliera perfecto. Eran genios, sí, pero eso no quitaba que fueran probablemente los dos perfiladores más estúpidos que habían pisado Quantico. No en lógica, ni en análisis de conducta, ni en construcción de hipótesis. Estúpidos emocionalmente.

Porque podían deducir las intenciones de un asesino con solo mirar el ángulo en el que había dejado su taza de café, pero no eran capaces de reconocer algo tan evidente como el temblor en sus propias manos cuando el otro estaba cerca.

Lexie recordaba haber leído en algún lugar que las pupilas dilatadas eran una respuesta biológica al deseo. Lo gracioso era que había pasado más tiempo notando ese detalle en Reid de lo que estaba dispuesta a admitir.

Y ahora, con el silencio instalado entre ellos y el recuerdo del beso con Lila aún flotando en su cabeza, entendía que no habían hecho nada para evitarlo. No porque alguien más estuviera en el camino, sino porque ninguno de los dos se atrevió a aceptar lo que sentía. Y si no lo aceptas, no existe.

O al menos, eso intentaba creer.

Sabía que Spencer había viajado a Los Ángeles ese fin de semana. Lila estaba allá, por supuesto. Tal vez la invitó. Tal vez él la buscó. Tal vez no se trataba de amor, sino de comodidad. Lexie intentaba no pensarlo, pero ahí estaba la información, filtrada entre conversaciones sin importancia, captada al vuelo por una mente entrenada para retener cada detalle.

Y él se fue.

El viernes por la mañana, después de entregar sus reportes y revisar la agenda del lunes, Lexie decidió salir de compras. Era algo que hacía muy de vez en cuando, en parte porque no le gustaban los centros comerciales abarrotados, en parte porque casi nunca encontraba ropa con la que se sintiera ella. Pero había algo liberador en caminar entre percheros, tocar telas suaves, probarse cosas sin obligación. Sin necesidad de impresionar a nadie.

Quería verse linda para sí misma. No porque un hombre estuviera mirándola. No porque su reflejo dijera "estoy superando algo", ni por desafiar a un recuerdo. Solo por estar viva, por seguir intentando, por recordar que todavía tenía la capacidad de gustarse, aunque fuera a medias.

Mientras caminaba por la calle adoquinada del centro, el viento suave le acomodaba el cabello en la frente y el sol filtrado entre los árboles le daba calor en las mejillas. Llevaba una bolsa pequeña en cada mano, nada demasiado ostentoso. Solo dos camisas, un perfume nuevo y una libreta que le pareció bonita.

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⏰ Última actualización: Jul 16 ⏰

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𝐭𝐡𝐞 𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐨𝐟 𝐦𝐲 𝐝𝐚𝐫𝐤 𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭𝐬 ── spencer reidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora