Historias Cortas

El hombre y la niña

El hombre más talentoso del mundo tocaba sus hermosas melodías encantando a todas las personas del lugar. Sin embargo cuando estaba fuera de escena no expresaba nunca lo que sentía. Solo sabía expresarse a través de su música y sus composiciones. No es que tuviera una vida fácil, una madre despreocupada de su vida por estar con el supuesto amor de su vida, un padre que lo cuidaba relativamente desde el cielo, si estaba muerto, y un hermano mayor que no veía desde hace tiempo por culpa de la falta de afecto. Parece todo un cliché, ¿no es cierto?

Del otro lado del mundo una niñita de doce años con la peor mala suerte del mundo, su sueño de tocar el único instrumento que adoraba fue destrozado al saber que no tenía dinero suficiente para entrar a la universidad, un novio tan cariñoso como su pez, si el pez que llevaba muerto en la sucia pecera de su casa como por un año y medio. Traducción: un desastroso romance de verano que termino en una tortura por la inmadura conducta de su noviecito. Una madre infiel con el hermano de su padre, sí su tío. Un padre alcohólico, una hermana menor desesperada por dinero y un hermano mayor alejado de sus brazos por la guerra. La maldita guerra. ¿No te suena a otro hermoso cliché?

Lo único original de esta historia es que ese hombre que te imaginas es realmente un niño de trece años que ha madurado con el menor tiempo de experiencias mientras que la niñita de doce años es realmente una pobre mujer de veinte y dos años que a tomada demasiadas malas decisiones.

El hombre de trece años ahoga sus penas tratando de encontrar cariño o al menos algo de respeto en la pequeña niñita de veintidós que con suerte consigue un trabajo después de estar tan tiempo desempleada.

Se conocen en la cafetería de la esquina, mientras la despreocupada madre del hombre le encarga a la mejor de las niñeras llevar a su pequeño hombre a almorzar. La niña les atendió al instante sabiendo que sería solo otra orden que tomar.

La impresionante niñera lo dejo a los cinco minutos por un hombre más atractivo que llevaba puesto chaqueta de cuero y un look muy rudo. Sin importar las circunstancias el corazón del hombre no fue lastimado. Sin mucho tiempo de espera su orden de papas fritas, una hamburguesa de queso y un cappuccino llego a su mesa. El hombre comió con toda la paciencia que tenia, siendo así el último cliente antes de cerrar. No se preocupaba, llegaría a casa caminando. Le gustaba caminar, era uno de sus pasatiempo favoritos después del violonchelo claro.

La niña observaba que el apuesto hombre no se movía de su lugar. Ya había pagado la cuenta y de hecho no había ningún alimento en su mesa.

— ¿Tu hermana ya llega? — pregunto la niña algo impaciente— estamos por cerrar.

— No es mi hermana.

— Oh, lo siento. Bueno, creo que debes irte.

— Quiero quedarme cinco minutos más si es posible. Tengo varias cosas en que pensar.

— Está bien.

El hombre se quedo allí, mirando a través de la ventana. Tenía la mirada perdida. La niña estaba asustada, que haría con aquel hombre si no se iba pronto. Después de unos minutos ella se acerco de nuevo.

— ¿Te abandonaron? —pregunto nerviosa.

— No realmente. No tengo ningún parentesco con la señorita con la que usted me vio. Solo es otra persona pasajera en mi vida.

— ¿Otra?

— Si. No le tenía cariño alguno. Aun así gracias por su preocupación.

— Creo que deberías...

— ¿Alguna vez se ha sentido tan sola que piensa que le mundo de acabara pronto?

La niña lo miro aturdida. ¿A qué venía esa pregunta? Ella solo quería deshacerse del hombre para poder cerrar el local.

— Nunca he sentido algo así, te lo aseguro.

— Es una pena... es una sensación muy bonita. — miro el rostro de la niña— bueno al principio no, con el tiempo una se acostumbra y llega a ser una sensación muy placentera.

— Supongo...

— ¿Podría dejar que me quedara más tiempo? Le pagare lo que sea necesario.

— No creo que eso sea posible.

— Lo es. — el hombre saco un fajo de billetes de veinte dólares de su bolsillos— le pagare lo que usted le parezca.

— Es que no es mi decisión... yo soy empleada aquí. El dueño no se encuentra...

— Por favor. Se lo ruego.

La niña lo miro con pena. Suspirando acepto la propuesta. Sin tener muchas esperanzas de dialogo, empezaron un conversación que duro varias horas. El hombre era fascinante. En su poca experiencia sabia varias cosas. Dominaba el campo científico y social con gran facilidad. La niña estaba completamente asombrada. Supuso que era una persona prodigio.

Esas largas conversaciones se repetían las noches de los viernes. Cuando el hombre venia por el mismo menú de siempre. Papas fritas, una hamburguesa de queso y un cappuccino calentito. Al final de la jornada se sentaba a hablar de todo lo que se les venía a la mente. El hombre con un lenguaje refinado y extraño mientras que la niña hablaba como todas las personas sabían hacerlo pero sin pasarse a lo vulgar.

La amistad de ese par fue creciendo. Se contaban todo. Nunca pensaron en encontrar a alguien con quien se podrían complementar.

Todo fue bien hasta que un día la niña simplemente desapareció. Se decía que volvió a su ciudad natal a cuidar de su padre quien estaba muy enfermo. El hombre dejo de ir a la cafetería, lo que dejo muy molesto al dueño del local.

Sin embargo tras ese inconveniente, aquella amistad sigue viva. No se escriben, ni se hablan. Pero saben que dentro de sus corazones aun hablan por horas de horas.

(...)

Hola, les traigo esta pequeña narración. Bueno les dire como nació esto.

Me he inspirado en la película Like Sunday, Like Rain. Es una película hermosa y muy emotiva. Resulta que cuando buscaba la sinopsis en internet, todas las páginas web decían que la historia hablaba a cerca de un niña prodigio de doce anos que tiene una niñera que tiene problemas con su novio. Todo normal. El único problema era que el nombre de la niñera era de hombre. Si. La niña era Eleonor y la niñera Reggie. Me sonaba extraño. Pero la sinopsis estaba mal relatada y escrita. Cuando vi la película lo entendí todo, y además me pareció inspiradora.

Espero que esto les guste.

Voten y comenten.

Con cariño,

Insane.