Capitulo décimo

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Dedicado a Niteloca

RUPE

Los monstruos me rodeaban. No me preocupaba, tampoco es que fueran difíciles de matar, Pero desde que Zoe me salvó me sentía un poco menos confiado. Tal vez debí haberla dicho que se quedara como arquera. Me sentía intranquilo, e intente convencerme de que era por eso, porque ahora no me cubría las espaldas, pero a esas alturas ya sabía diferenciar un temor a un mal presentimiento. Esto era mucho más grave, era una parte de mi cerebro dándome una voz de alarma.

Y de pronto lo sentí.

Pensaba que lo de la conexión iba a ser más complicado de entender y de manejar, pero no. Lo entendía perfectamente. La habían herido, y podía sentirlo casi como si me hubiera pasado a mí. Corrí hacia ella. Ahora su dolor era el mío. Llegué hasta ella y vi como caía...

Me desperté sobresaltado. ¿Qué...? ¿Dónde...? Mi habitación. Sonaba el móvil. Había recreado los hechos con tanta exactitud que me costó volver al presente. Volvieron a llamar. Esta vez, a diferencia de la anterior, contesté.

-¿Qué pasa?

-Rupe, soy Cia, tienes que venir ahora mismo.

-¿Qué pasa, hay alguna emergencia?

-¡ven!

Cia era mi ayudante de enfermería, ¿Por qué estaría tan nerviosa? Me dirigí hacia allí. Y diré que la sorpresa fue monumental.

-¿vienes a dejarme salir de aquí de una vez?

Y allí estaba ella, de pie. Y estaba tan entera y fuerte que si no hubiera sentido su dolor habría pensado que todo aquello fue un sueño.

-Deberías descansar, una herida de arma mágica es algo serio.

-¿Tú me ves a mi mal? solo consiguió afectarme con un alcance corto en el tiempo.

Me giré hacia Cia.

-¿Para qué me has llamado?

-¡No puedo soportarla más! Intenté seguir tus instrucciones, pero...

Y Zoe soltó una risa mezquina.

-Ay pobre, se ha cagado. Tiene miedo, no sabe hasta donde he leído. Mira que carita de terror.-Otra carcajada- Tiene miedo de decirte que ella está aquí tan solo para ligar contigo pero que si tiene que soportar a gente como yo ya buscará otro método.

Y se empezó a reír en la cara de la pobre muchacha. Cia, a su vez, parecía haberse quedado totalmente congelada. Y el rubor de sus mejillas delataba la veracidad de lo que Zoe había dicho.

Ya que Cia no parecía en condiciones de hablar, hablé yo.

-¿Cómo sabes esas cosas?

-De la misma manera que se de tus problemas durante tu cambio. Ahora déjame irme si no quieres que siga buscando cosas que sacar a la luz.

Aquello me dejo en shock. ¿Sabría aquello? ¿Sabía lo que pasó?

-Vete.

Aquello fue lo único que fui capaz de decirla. Zoe le dio un golpecito a Cia, que calló inconsciente sobre una camilla.

-Tranquilo, no recordará nada.

Y pese a que podía haberme dejado en descubierto delante de Cia, no lo hizo. No entendía nada. Simplemente me tuve que resignar a ver como se marchaba.

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